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La ciudad que se fundó dos veces
Antes de la llegada de los españoles, las orillas del Rio de La Plata estuvieron pobladas por pueblos de cazadores y recolectores. Cuando el primer español Juan Díaz de Solís arribó a sus costas, el pueblo indio de los “Querandí” dominaba la zona. Los Querandíes u “hombres de grasa”, como les llamaban sus vecinos los indios Guaraníes, eran un pueblo belicoso y cazador que se alimentaba casi exclusivamente de carne.
El 3 de febrero de 1536 otro español, Pedro de Mendoza, que había sido enviado por el rey de España para frenar el avance de los portugueses, mandó construir un fuerte al que denominó “Santa María de los Buenos Aires”, en la margen derecha del Río de la Plata.
La necesidad de dar salida por el Atlántico a las riquezas del Perú y de su área de influencia forzó a la Corona española a enviar a la región a Juan de Garay con la misión de fundar una ciudad y colonizar los llamados territorios del sur.
El 11 de junio de 1580 Juan de Garay volvió a fundar la ciudad a la que denominó “de la Santísima Trinidad”, en el puerto de Santa María de los Buenos Aires. Tres años después moriría a manos de los indios.
En 1592 se extinguió el Adelantazgo y la ciudad pasó a depender del gobernador de Asunción.
En 1603, para acabar con el contrabando, se expulsó a todos los portugueses.
En 1640 Portugal se independiza de España y funda en la margen izquierda del Río de la Plata la Colonia de Sacramento, que se convierte durante más de un siglo en la sede del contrabando de la región, contrabando dirigido principalmente por los ingleses.
El gobernador de Buenos Aires organizó un ejército para acabar con las actividades de la colonia y, aunque venció a los portugueses, el triunfo tuvo poca efectividad sobre el contrabando.
El Siglo XVIII. La expansión de Buenos Aires.
Por el tratado de Utrech de 1713 entre España e Inglaterra, los ingleses consiguieron una licencia para importar esclavos africanos en el puerto de Buenos Aires lo que, unido al creciente interés de la Corona española por el Atlántico, convirtió Buenos Aires en el centro del comercio de la región y en la entrada natural hacia Chile y Perú.
En 1806 cayó en manos inglesas aunque fueron expulsados por un ejército proveniente de Montevideo en la “Batalla de la Reconquista”. Un año después los ingleses volvieron a intentarlo y, de nuevo, fueron derrotados en la “Batalla de la Defensa”.
La riqueza por el creciente comercio y la participación del pueblo en la reconquista y defensa de la ciudad incrementó el orgullo de los bonaerenses y las simpatías por los independentistas, comenzando un proceso que culminaría en la independencia.
El siglo XIX. La Independencia.
Aprovechando el vacío de poder que se produjo en España tras la invasión de Napoleón, el 25 de mayo de 1810 el Ayuntamiento de Buenos Aires declaró su independencia.
El 9 de julio de 1816 otras provincias del Virreinato se declararon independientes de España y se crearon las “Provincias Unidas del Río de la Plata”.
En 1862 se convirtió en la capital de la nación unificada.
La inmigración
La historia de Buenos Aires no puede entenderse sin el fenómeno de la inmigración.
El Siglo XX. Buenos Aires hoy
La ciudad vivió con intensidad los movimientos anarquistas de principios del siglo XX y tuvo su propia “semana trágica” con más de 700 manifestantes muertos.
Tras los años de esplendor, la pobreza provocada por las dos guerras mundiales obligó a numerosos habitantes de los países limítrofes y de las provincias argentinas a emigrar a Buenos Aires y la ciudad triplicó su población.
En 1943 vivió una revolución militar. En 1946 llegó al poder Juan Domingo Perón que ha pasado a la historia por su populismo y por sus grandes reformas, pero sobre todo gracias a su mujer Eva Perón.
“Evita” se convirtió en el icono del régimen y su prematura muerte, el 26 de julio de 1952 cuando sólo contaba con 33 años, la convertiría en un mito del pueblo argentino.
En 1955 Buenos Aires sufrió un bombardeo que fue efectuado por sus propios militares. En 1962 y en 1963 vivió también conflictos armados.
En la década de 1990 Buenos Aires vivió manifestaciones multitudinarias y alteraciones del orden público, es la época de las caceroladas.
El 30 de septiembre de 2009 la UNESCO declaró al tango como parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
En 2010 se celebró el bicentenario de la ciudad y se reinauguró el Teatro Colón.