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Por el lado del oficialismo, pareciera ser que el haber comenzado la campaña electoral lo ha beneficiado. Más aún en un contexto de relativa calma en los mercados financieros y cambiarios, y con una inflación con una tendencia leve a la baja. Se ha repetido hasta el hartazgo que el futuro electoral de Juntos por el Cambio –y en particular de Mauricio Macri- está atado a lo que suceda con las variables económicas, y lo cierto es que al menos en ese plano no se esperan movimientos bruscos durante la campaña, lo que en gran medida le ha permitido no sólo intentar recuperar iniciativa sino también trabajar sobre la renovación de las expectativas, sin dudas, el motor del voto macrista en las elecciones del 2015 y 2017.
La campaña y los contenidos
Cuando se analizan las campañas electorales pasadas una de las conclusiones más evidentes es que, quien resultó ganador de las contiendas coincidió con quien tuvo la capacidad para imponer su agenda. En otras palabras, quién logró que se hable de aquello que lo beneficiaba o sobre lo cual se sentía más cómodo, o quién logró ser identificado por el electorado como el más cercano al candidato ideal.
Uno de los desafíos de la contienda electoral es sostener el contenido de la comunicación a lo largo de la campaña. Si bien un primer tramo en cualquier campaña comunicacional consiste en presentarse ante los electores, los candidatos y equipos de campaña aún no han logrado contarles a los argentinos que harán, una vez sentados en el Sillón de Rivadavia.
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