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QUE OPINAS DE ESTA LEYENDA

Lectura: Brujas sobre la ciudad de Ibarra
A inicios del siglo pasado, durante la noche de luna, la ciudad de Ibarra parecía un jardín lleno de nogales, que se distinguían entre los faroles, que de vez en cuando eran revisados por el farolero,
¿Quiénes miraban a Ibarra dormida? ¿Quiénes pasaban en un vuelo rasante como si fueran aves nocturnas? ¿Quiénes se sentaban cerca de las campañas de la Catedral a mirar los techos verdes y las copas de los árboles? No es fácil decirlo. Unas veces eran las brujas de Mira y en muchas ocasiones las de Urcuquí. Como un correo, viajaban con los brazos abiertos, por los cielos estrellados de Imbabura.
A diferencia de lo que se cree de las brujas de nariz puntiaguda, que van en escoba con un traje negro, las del sector norteño ecuatoriano, poseían trajes blanquísimos y tan almidonados que eran tiesos. Por eso cuando las voladoras pasaban, sus vestidos sonaban mientas cortaban el viento.
Dicen que quienes se burlaban de ellas, terminaban convertidos en mulas o gallos. Y eso, al parecer, le sucedió a Rafael Miranda, un conocido médico de Ibarra.
Los abuelos cuentan que el doctor desapareció un día sin dejar rastro. Su familia y amigos lo buscaron en todos lados sin éxito. Estaban desesperados.
El tiempo pasó. Una tarde, mientras recorría las huertas del lugar, un conocido del doctor Miranda, miró a un hombre desaliñado que imitaba a un gallo. Creyó reconocerlo; al acercarse, comprobó admirado, que se trataba del doctor Miranda. Lo sacó del lugar y tras una larga recuperación, volvió a su estado normal y nunca más se comportó como un gallo.
Hay quienes dicen que las brujas aún pasean por los tejados de Ibarra. Pero nunca se han caracterizado por hacer hechizos malévolos. Su único delito, podría decirse, era volar para conocer tierras lejanas. Con suerte, si miramos al cielo en una noche de luna, es posible que localicemos a una bruja, que esté regresando de algún misterioso viaje.

Answer 1

Respuesta:

esta bien y le doy un 10#_