Respuestas
Cristo sana tu corazón si está roto, cura tu alma si está herida o enferma. Él te limpia, restablece y perdona todo, con su magia de amor eterno.
Respuesta:
No. Se trata de que tú sepas quién es Cristo para ti, en tu vida, hoy, en tu situación concreta.
Y entonces, el señor da un paso más. Si sabes que yo soy el que viene a cambiar tu vida a mejor, si te fías de mí y quieres seguirme libremente, sin presiones, sabiendo a quién vas a seguir, vamos a ver qué hay que hacer. "El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará". Primero, absoluta libertad en la decisión de seguir a Cristo. "El que quiera". Si no eres libre, la fe no vale nada. Condición previa: la libertad personal. Segundo, hay que negarse a sí mismo. ¿Y eso qué es? Tienes que dejar de creerte el centro de tu vida. Tienes que dejar tu orgullo y tu soberbia autosuficiente. Todos tus complejos y manías persecutorias. Porque eso no te deja ser libre. Te está esclavizando y sometiendo. Y así no puedes seguir a Cristo en la Iglesia. Son tus pecados, que Cristo quiere que se los entregues a Él. Y tercero, carga con tu cruz y ya sí, puedes seguirlo. ¿Me hago una gran cruz de madera y voy cargando con ella a todos lados? No, no hace falta. En tu vida hay situaciones y personas que te cuesta mucho asumir, que te cuesta amar. Que no puedes amar tú, por mucho que te lo propongas. Necesitas la ayuda de Dios. Porque esas situaciones o personas no puedes borrarlas de tu vida. Aunque huyas lejos, no puedes deshacerte de nada. Esa es tu cruz. Cristo te ayuda a amar tu cruz.