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En el caso de un país como España al igual que otros de su entorno no se trata solo de la política interior del país, sino que además le afecta, en mayor o menor medida, la situación política de los países que le rodean debido al marco en el que se encuentra. En este caso en la Unión Europea.
Hay diversas formas en las que la política afecta al comercio en general. La primera y quizás la más vistosa es el efecto que tiene sobre los tipos de cambio. Cuando el mercado ve un movimiento favorable en la política normalmente se produce una revalorización de la moneda.
Una forma menos común en los países en desarrollo, pero no tan rara en otras partes del mundo, son las expropiaciones de capital que pueden suceder en lugares dónde la ideología política tiende a tornar hacia los extremos. Aunque no siempre es el caso ya que hace no demasiados años se ha visto en países de Sudamérica no tan extremistas y pueden afectar al patrimonio de una empresa cuantiosamente al perder la titularidad de sus bienes.
Una manera bastante directa de afectar al comercio entre naciones es la imposición de aranceles y tributos más exigentes. Algo que se suele dar cuando la cúpula del estado tiende a llevar una política más proteccionista para incentivar el comercio interior.
Por último, pero no menos importante, otra restricción que puede tener un duro efecto es la de las libertades financieras, algo que puede traer problemas a la hora de sacar capital de un país o hacer movimientos del mismo. Algo que puede quitarle a más de una empresa las ganas de hacer negocios según en qué países si estos van a ser algo temporal y no una implantación definitiva.
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