Respuestas
en la Ciudad de México, la catedral Metropolitana, con su Altar de los Reyes, y las portadas del Sagrario que está anexo a la misma, así como la biblioteca Miguel Lerdo de Tejada, la Capilla de Balvanera en el templo de San Francisco el Grande, la iglesia de la Santísima Trinidad y las portadas de la iglesia de la Santa Veracruz y del Antiguo Colegio de San Ildefonso;
en el estado de Puebla, la iglesia de Santa María Tonantzintla y la fachada del Templo de San Francisco y la capilla del Rosario en la iglesia de Santo Domingo, en la ciudad de Puebla. Puebla, donde la abundancia de baldosas pintadas a mano y piedra local gris llevaron a una evolución muy personal y localizada del estilo, con un pronunciado sabor indígena, es la verdadera capital del barroco novohispano;
en el estado de México, la fachada y el retablo principal del templo de San Francisco Javier (Museo Nacional del Virreinato), Tepotzotlán, considerados de las obras barrocas churriguerescas más importantes llevadas a cabo por los jesuitas en la Nueva España;
en el estado de Oaxaca, la fachada del templo de San Francisco y el convento y el templo de Santo Domingo de Guzmán de Oaxaca;
en el estado de Zacatecas, la catedral Basílica de Zacatecas;
en el estado de San Luis Potosí, el Templo del Carmen;
en el estado de Aguascalientes, el templo de Guadalupe y el templo del Señor de El Encino;
en el estado de Guerrerro, la iglesia de Santa Prisca, en Taxco;
en la ciudad de Guanajuato, la iglesia de la Compañía, la iglesia de San Cayetano y la iglesia de San Diego y Parroquia Antigua en Salamanca;
en el estado de Hidalgo, la parroquia de San Miguel en Atitalaquia;
en el estado de Tlaxcala, el santuario de la Basílica de Ocotlán (comenzado en 1745), una catedral barroca de primer orden, cuya superficie está cubierta de baldosas rojas brillantes, que contrastan con la plétora de ornamentos comprimidos aplicados generosamente en la portada y los flancos de las torres;