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Respuesta:
Hasta la aprobación de la Ley Saenz Peña, la Unión Cívica Radical desarrolló una acción insurreccional como la Revolución de 1890 y la Revolución radical de 1905 en la que junto a los militantes radicales participaron militares de carrera, estos jóvenes oficiales que habían pasado por la etapa de cadetes formados en una disciplina de obediencia a la prusiana.
En la rebelión que estalló el 4 de febrero de 1905, que llegó a la captura del vicepresidente y estuvo a punto de triunfar, también participó una parte del ejército en unión con los sublevados civiles. En la concepción de Yrigoyen los gobiernos del “régimen” eran ilegítimos y rechazaba el propósito del gobierno y del Estado Mayor de profesionalizar en forma estricta la institución y para él, el militar era, ante todo, un ciudadano que tenía el sagrado deber de “ejercitar el supremo recurso de la protesta armada” como reza el manifiesto del 4 de febrero. En conclusión, los radicales consideraban que los militares debían estar sometidos a los civiles, pero solamente a los que defendían, desde el gobierno o desde la oposición, al ideal democrático.
Con el fracaso del golpe de estado de 1905 muchos militares perdieron sus carreras pero Yrigoyen seguía confiando en las fuerzas armadas al punto que convino con el gobierno en que de ellas dependiera el padrón electoral e incluso pidió al gobierno que ellas garantizaran la elección de gobernador de Santa Fe en 1912.
La elección de Yrigoyen como presidente
El 12 de octubre de 1916 Yrigoyen asumió la presidencia de la Nación pero la oposición gobernaba 10 de las 14 provincias y tenía mayoría en la cámara de Senadores y en la de Diputados. La falta de audacia e imaginación política de Yrigoyen, cualidades que se hicieron más necesarias en el período de gran efervescencia social que le tocó gobernar, originaron en las clases adineradas y en amplios sectores del ejército una reputación de demagogo partidario de los trabajadores.1
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ESPERO QUE AYUDE ???'
Explicación:
Hasta la aprobación de la Ley Saenz Peña, la Unión Cívica Radical desarrolló una acción insurreccional como la Revolución de 1890 y la Revolución radical de 1905 en la que junto a los militantes radicales participaron militares de carrera, estos jóvenes oficiales que habían pasado por la etapa de cadetes formados en una disciplina de obediencia a la prusiana.
En la rebelión que estalló el 4 de febrero de 1905, que llegó a la captura del vicepresidente y estuvo a punto de triunfar, también participó una parte del ejército en unión con los sublevados civiles. En la concepción de Yrigoyen los gobiernos del “régimen” eran ilegítimos y rechazaba el propósito del gobierno y del Estado Mayor de profesionalizar en forma estricta la institución y para él, el militar era, ante todo, un ciudadano que tenía el sagrado deber de “ejercitar el supremo recurso de la protesta armada” como reza el manifiesto del 4 de febrero. En conclusión, los radicales consideraban que los militares debían estar sometidos a los civiles, pero solamente a los que defendían, desde el gobierno o desde la oposición, al ideal democrático.
Con el fracaso del golpe de estado de 1905 muchos militares perdieron sus carreras pero Yrigoyen seguía confiando en las fuerzas armadas al punto que convino con el gobierno en que de ellas dependiera el padrón electoral e incluso pidió al gobierno que ellas garantizaran la elección de gobernador de Santa Fe en 1912.
La elección de Yrigoyen como presidente
El 12 de octubre de 1916 Yrigoyen asumió la presidencia de la Nación pero la oposición gobernaba 10 de las 14 provincias y tenía mayoría en la cámara de Senadores y en la de Diputados. La falta de audacia e imaginación política de Yrigoyen, cualidades que se hicieron más necesarias en el período de gran efervescencia social que le tocó gobernar, originaron en las clases adineradas y en amplios sectores del ejército una reputación de demagogo partidario de los trabajadores.1
El golpe de Estado de 1930 ha sido por igual un acontecimiento relevante de la historia política nacional y un hecho algo descuidado por la historiografía reciente. El objetivo del presente artículo es volver a poner en discusión y debate temas que dieron forma y sentido al contexto de inestabilidad y confrontación que caracterizó la historia argentina de décadas pasadas. Se pretende realizar un aporte que permita una mejor comprensión de este acontecimiento, procurando determinar con mayor precisión cómo logró el general Uriburu llevar adelante con éxito el primer golpe de Estado que atentó contra la institucionalidad del país y contra los cimientos mismos de un gobierno legitimado desde las urnas. En éste artículo figura un breve detalle de los instantes previos a la movilización cívico-militar haciendo referencia a sus principales protagonistas, las pugnas ay diferencias presentes entre los mismos, las bases de apoyo y el rol asumido por parte de la prensa. Para su redacción se recurrió a fuentes directas existentes en el Fondo Documental del general José Felix Uriburu en el Archivo General de la Nación, a la Hemeroteca del Congreso de la Nación y de la Biblioteca Nacional Argentina.