Respuestas
Respuesta:
Explicación:
El pasado 14 de abril –no podía no ser un viernes– se publicaron una serie de datos sobre la economía norteamericana que mostraban la aparición, tantas veces temida durante los últimos años, de lo que los economistas denominan «tensiones inflacionistas». Esto dio lugar a renovadas expectativas sobre elevaciones de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal y esto, a su vez, provocó una fuerte caída en los mercados de valores de los Estados Unidos, tanto el mercado tradicional como el de los valores llamados «tecnológicos». Puede que estemos asistiendo, en este comienzo de primavera de 2000, a un punto de inflexión o al término del «milagro económico» de los años del presidente Clinton. Pero, esta constatación no cancela ni, desde luego, responde a las preguntas que ese «milagro económico» viene planteando desde hace años.
Respuesta:
En ese esquema a la América Latina venía a corresponderle, como
parte de la periferia del sistema económico mundial, el papel específico de
producir alimentos y materias primas para los grandes centros industriales.
No tenía allí cabida la industrialización de los países nuevos. Los
hechos la están imponiendo, sin embargo. Dos guerras en el curso de una
generación, y una profunda crisis económica entre ellas, han demostrado sus
posibilidades a los países de la América Latina, enseñándoles positivamente
el camino de la actividad industrial.
La discusión doctrinaria, no obstante, dista mucho de haber
terminado. En materia económica, las ideologías suelen seguir con
retraso a los acontecimientos o bien sobrevivirles demasiado. Es cierto
que el razonamiento acerca de las ventajas económicas de la división
internacional del trabajo es de una validez teórica inobjetable. Pero suele
olvidarse que se basa sobre una premisa terminantemente contradicha
por los hechos. Según esta premisa, el fruto del progreso técnico tiende a
repartirse parejamente entre toda la colectividad, ya sea por la baja de los
precios o por el alza equivalente de los ingresos. Mediante el intercambio
internacional, los países de producción primaria obtienen su parte en aquel
fruto. No necesitan, pues, industrializarse. Antes bien, su menor eficiencia
les haría perder irremisiblemente las ventajas clásicas del intercambio.
Explicación: