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Respuesta:
Conocer, cumplir, dar a conocer
Lo primero que debes hacer como miembro de la Iglesia es saber en qué clase de cuerpo estás y cuál es tu función dentro de él. Imagina que en una familia la madre quisiera cumplir las funciones del hijo en vez de las suyas o el padre las de la abuela… ¡sería un desastre! También lo sería si los miembros no supieran quién es quién en la familia y los bebés empezaran a dictar las reglas y los padres a obedecerlas.
Imagina que en un cuerpo humano los miembros no supieran a qué clase de cuerpo pertenecen ni cuál es su función dentro de él. Imagina a la mano queriendo cumplir las funciones del pie o a la boca tratando de cumplir las del oído. Imagina que la boca, al no saber a qué clase de cuerpo pertenece, supusiera que es parte del cuerpo de una vaca y empezara a emitir mugidos…
Imagina también que te inscribes en un club del cual no conoces las reglas ni su finalidad. Llegas a entrenar con tu uniforme completo de natación, con goggles y gorra y resulta que el club es de fútbol… ¡qué ridículo harías!
• Como miembro de la Iglesia, lo primero que debes hacer es conocerla: su origen, sus enseñanzas, sus reglas, su finalidad… ¡Suena muy lógico!, pero hay miles de católicos que no tienen idea de dónde están y por eso se dejan engañar tan fácilmente por el primero que toca a su puerta y les promete pertenecer al grupo elegido de los 144,000 o les promete la piedra mágica que les dará la “energía” de Dios.
• El segundo paso es cumplir con tu misión específica dentro de la Iglesia. Una vez que sepas si eres ojo, mano, riñón o arteria, ponte a trabajar para cumplir con tu función en el Cuerpo Místico de Cristo. De nada sirven los miembros atrofiados o enfermos. Es más, muchas veces son un estorbo. Trabaja por fortalecer tu unión con la cabeza, que es Cristo, a través de los sacramentos; trabaja por fortalecerte como miembro con el ejercicio diario de las virtudes; cumple con tu función sabiendo que eres indispensable e insustituible: si eres arteria y no cumples con tus funciones de arteria, habrá una parte del Cuerpo de Cristo que se quedará sin esa sangre que tú tenías que llevar. Nadie va a cumplir tu misión dentro de la Iglesia, pues cada quien tiene una función distinta.
• El tercer paso es dar a conocer las enseñanzas de la Iglesia a los demás. Dar a conocer a todos los que encuentres en tu camino la necesidad que la Iglesia tiene de ellos. Concientizar a todos los cristianos de que ellos son la Iglesia y de que es necesario que conozcan sus enseñanzas y su doctrina.
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