Respuestas
Respuesta:
Buenos días, abuelito.
—¿Puedo preguntarte qué tienes ahí?
Me puse en pie de un salto.
—Es mi cuaderno científico —contesté,
presuntuosa—. Me lo dio Harry. Apunto todo lo que
observo. Mira, esta es la lista para esta mañana.
“Observar” no era una palabra que usara mucho en mis
conversaciones, pero quería demostrarle que iba en serio. Él
dejó la cartera en el suelo e hizo unos interesantes ruiditos. Sacó
sus anteojos y miró mi lista […]. Después de leerla, se quitó los
anteojos y dio unos golpecitos en la página.
—Un buen principio —afirmó.
—¿Principio? —dije dolida—. Pensaba que ya estaba.
—¿Cuántos años tienes, Calpurnia?
—Doce —contesté. Se me quedó mirando—. Once y tres cuartos.
Prácticamente doce, de verdad. Apenas se nota la diferencia […].
—Voy al río a recoger especímenes. Hoy, del orden Odonata,
creo. Libélulas. ¿Te gustaría acompañarme?
—Sí, por favor.
—Nos tendremos que llevar tu cuaderno.
Abrió la cartera y dentro vi unos botes de vidrio y una guía de
insectos, el paquete de su almuerzo y un frasco de plata en
miniatura. Metió mi cuaderno y mi lápiz al lado. Yo recogí la
red de cazar mariposas y me la colgué encima del hombro.
—¿Vamos? —dijo, y me ofreció su brazo como un caballero que
llevara a una dama a cenar. Lo enlacé con el mío, pero era
mucho más alto que yo y tuvimos que bajar la escalera a
empellones, así que le solté el brazo y le cogí la mano. Tenía una
palma callosa y seca, y las uñas gruesas y curvadas, como una
formación milagrosa de cuerno y piel. Mi abuelo pareció
sorprendido y luego contento, creo, aunque no estaba del todo
segura. En cualquier caso, su mano se cerró sobre la mía.
Anduvimos con mucho cuidado a través del campo salvaje hasta el
río. El abuelito se paraba de vez en cuando a observar una hoja,
una piedra o un montón de tierra, cosas que a mí no me parecían
nada del otro mundo. Lo interesante era cómo se agachaba sobre
ellas y escudriñaba cada objeto antes de extender una mano lenta y
deliberadamente. Era cuidadoso con todo lo que tocaba: devolvía
cada bicho al lugar donde lo había encontrado y volvía a colocar
cada pila de tierra en su sitio. Yo me quedaba aguantando la red de
mariposas, preparada y con ganas de lanzarme sobre algo.
Explicación:
en concluir triste :(