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La crisis del siglo XVII puede interpretarse (Maurice Dobb) como el momento clave en la transición del feudalismo al capitalismo, puesto que los países que salen reforzados de ella (fundamentalmente Inglaterra) se encaminan al proceso que comienza con la Revolución burguesa y que en el siglo XVIII les llevará a la Revolución industrial; mientras que en los países que salen en peores condiciones de ella (fundamentalmente España o lo que más precisamente podríamos llamar la Monarquía Católica de los Habsburgo) pierden la posición de centralidad que hasta entonces habían tenido en la Civilización Occidental.
En cambio, Geoffrey Parker hace una interpretación sumamente diferente. A través de la utilización de fuentes muy diversas (cuadros, curvas, citas de cronistas), Parker da explicaciones culturales y sobre todo expone explicaciones climatológicas. Para Parker la crisis del siglo XVII tiene que ver con una sinergia entre clima, política y religión. Esta sinergia, dice el autor, ya aparece en el Ensayo de las costumbres de Voltaire. Voltaire caracterizó al siglo XVII como un siglo de carestías, de desastres poblacionales, por lo que interpreta que los desastres climáticos tuvieron un gran protagonismo, si se los combina monarcas que quisieron producir novedades en materia religiosa o política. Primero frente a una historiografía que mayormente que trabaja estudios de caso, Parker no solamente plantea un modelo generalista sino que plantea un trabajo de tipo planetario. Da ejemplos no solamente de Europa, sino que toma casos de China, el caso de América, de África o del Imperio otomano. Trabaja, por ejemplo, la catástrofe que se produjo en China con la caída de la dinastía Ming. Explica, cómo en China de 1640, hay una catástrofe demográfica en la que muere la mitad de la población china. También señala lo que significó la debacle del estado polaco en cantidad de muertes y de destrucción material. A continuación pasa a explicar la crisis del Imperio otomano con cambio dinástico y con el número de destrucción de riquezas y de población absolutamente inéditos. Después, empieza a revisar las fuentes literarias, a los cronistas, utiliza una serie de textos como por ejemplo, los testimonios de los jesuitas que van a dan cuentan de la catástrofe demográfica. Y de ahí pasa a las explicaciones en Europa. Entre estas las justificaciones astrológicas, cómo han aparecido cometas, astros que están indicando el fin del mundo. También revisa los argumentos sobre la caza de las brujas, fenómeno contemporáneo a esta crisis. De manera que cita a fuentes que consideran que las catástrofes del momento se relacionaban con el complot de brujos que están destruyendo la sociedad cristiana en su totalidad. A partir de ahí Parker incorpora la información que le da la climatología actual.