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1. Introducción
El argumento del artículo girará alrededor de dos ejes: en primer lugar, los asuntos teóricos más relevantes para la coniguración desde la década del sesenta en la ciencia política de una teoría -la cultura política- que le confirió a la variable cultural una posición determinante en la orientación política de las sociedades, su interacción con los sistemas políticos y de regímenes políticos; y, en segundo lugar, los cambios a nivel conceptual que vivió la cultura política desde la década del ochenta en su proceso de adaptación y aplicación en la investigación histórica, interesada esta en explicar la acción política de los individuos y las comunidades a partir de la existencia de marcos culturales que le otorgan sentido a dichas acciones. Ese trasegar disciplinar y epistemológico de la cultura política ha facilitado su ampliación y enriquecimiento teóricos, pero también la ha sometido a la laxitud e, incluso, a la ambigüedad1. De hecho, este ensayo se plantea como tesis el que la asimilación de la cultura política por parte de la historiografía política de la democracia latinoamericana se ha limitado a su dimensión descriptiva como concepto, restringiendo así su alcance analítico como teoría2. Aunque este no es un problema que concierna exclusivamente a esta línea de investigación, si es posible identificar que los desarrollos teóricos sobre la cultura política propuestos desde la historia no necesariamente han tenido un impacto en el abordaje histórico de la política y la democracia en América Latina, a pesar de que un sinnúmero de investigaciones han pretendido inscribirse en la señalada renovación historiográfica de lo político3, propiciada por su encuentro con lo cultural.
Para cumplir con sus objetivos, el documento está organizado en tres partes: la primera da cuenta de los primeros desarrollos de la cultura política como teoría de la ciencia política, proyectada en 19564 por Gabriel A. Almond, autor pionero con Sidney Verba en la caracterización de la cultura cívica como el «tipo ideal» de cultura política. Se destaca cómo para la cultura política tuvo importantes implicaciones en sus alcances analíticos e, incluso, normativos, el que se deiniera inicialmente como una tipología especíica de sí misma -la democracia contemporánea-5. El segundo apartado se ocupa de las principales transformaciones que vivió el concepto cultura política al ser acogido por la historia a partir de los años ochenta, momento en que hasta cierto punto la ciencia política ya se había distanciado de dicho concepto como teoría. Allí se intentará destacar la forma en que la adopción del concepto resulta acomodarse a los desarrollos historiográicos de ese periodo. Finalmente, en su último apartado el ensayo establece el vínculo entre cultura política y el renacimiento del interés por el estudio de la democracia. Se espera evidenciar cómo, a inales de los años ochenta, la ciencia política en Latinoamérica retomó y reconfiguré teóricamente la cultura política con el in de estudiar el retorno de varios sistemas políticos a la democracia.