PLISS ME PUEDEN AYUDAR a escribir un dialogo entre la reina batata y el cocinero Reina Batata: ¡Señor cocinero! ¿Usted no sabe que yo soy una reina? Reina Batata Cocinero: Reina Batata: Cocinero: Reina Batata: Cocinero: Reina Batata:
Respuestas
Respuesta:
El reino de María Elena Walsh
Publicado en el boletín de música no.29 de Casa de las Américas
Varias veces me he referido públicamente a un suceso cultural que es punto de giro en el camino de muchos creadores, cantores, pedagogos, difusores y público de distintas regiones de este continente: La Fundación del Movimiento por la Canción Infantil Latinoamericana y del Caribe que ocurrió en Casa de las Américas en La Habana, Cuba, casi finalizando el año 1994.
No es casual que los encuentros iniciales de este movimiento organizados en distintos países se dedicaran sucesivamente a tres figuras inspiradoras:
Francisco Gabilondo Soler (México), María Elena Walsh (Argentina)
y Teresita Fernández (Cuba), pues la obra de cada uno de ellos es por sí misma un tesoro trascendental, surtidor de vivencias colectivas y fuente de aprendizaje.
Los pormenores de dicha fundación, sus participantes y su incidencia en nuestro trabajo a partir de entonces, son temas para otras ocasiones.
Supongamos ahora que voy navegando por el torrente de este río principal llamado Música Infantil Hispanoamericana, sobre la barquita de mis palabras y que llegando a determinada trifurcación, decido por esta vez continuar viaje siguiendo una de sus más caudalosas corrientes: La obra creadora de María Elena Walsh (Ramos Mejía, Prov. Buenos Aires, 1930- Buenos Aires, 2011)
Propongo entonces partir de una pregunta aparentemente simple:
¿Por qué tantas personas de diferentes edades y latitudes nos conmovemos de manera especial con la obra de María Elena Walsh?
Estas páginas serán apenas la búsqueda de la respuesta e intentaré expresar mi visión personal concentrándome en el valioso legado de su cancionística, aunque en realidad el patrimonio que nos dejó abarca muchas otras facetas de la creatividad (narración, poesía, artículos periodísticos, ensayos, teatro)
Escuchando el extenso catálogo de canciones, felizmente registrado con generosidad en varias ediciones discográficas, hallamos tres constantes que pudieran comenzar a responder la pregunta formulada:
Originalidad, equilibrio y coherencia.
Pienso que la primera de las tres cualidades, procede de una maravillosa “aleación” de las fuentes que la inspiran: cuentos ingleses, folclor argentino, romances españoles, rondas, villancicos y dicho de modo más amplio el cancionero latinoamericano, la música universal, las fábulas, los cuentos clásicos europeos y toda la literatura que bebió desde su niñez.
En este punto recordemos que además, M.E Walsh descendía de padre inglés y madre argentina de origen andaluz, raíces por donde corre la savia de tradiciones orales y literarias de gran riqueza.
Cuando hablo de originalidad, no solamente me refiero a esa imaginación desbordante que asombra mientras más se escuchan sus canciones.
Hablo también de la belleza con la que sintetiza las ideas y la gran elegancia con la que maneja el lenguaje. Su poesía audaz puede viajar desde el disparate al estilo de Lewis Carroll hasta la lógica más aguda. Desde la imagen más terrenal dicha en términos coloquiales hasta el lirismo más elevado. Viaje que -dicho sea de paso- es un auténtico y eficaz camino para llevar de la mano a un niño cuando está aprendiendo a expresarse y a recorrer el diapasón de la lengua materna.
El peculiar sentido del humor-y del amor- de María Elena Walsh transita por todas sus canciones con un sello personal que reconocemos de inmediato:
En el país de Nomeacuerdo doy tres pasitos y me pierdo
Un pasito para allí no recuerdo si lo di
un pasito para allá ¡Ay qué miedo que me da!
(EN EL PAÍS DE NOMEACUERDO)
Una gaviota medio marmota bizca y con cara de preocupación (…)
pronto aterriza porque divisa un bicho gordo como un salchichón…
(SHOW DEL PERRO SALCHICHA)
Lávate la sombra, luna distraída con jabón de estrellas…
(CANCIÓN DE LAVANDERA)
Otro matiz de su originalidad, se aprecia cuando juega con las tradiciones de un modo desprejuiciado y simpático. A continuación veamos como usa referentes grabados en la memoria colectiva, deslizando graciosas añadiduras.
En Belén ha nacido un niño con tres pecas en la nariz (…)
San José en la carpintería… tiene barba de viruta y bigote de aserrín
(TRALALA DE NOCHEBUENA)
Es como si poseyera una especie de lupa mágica para ver detalles no explícitos sorprendentes y a la vez consonantes con la información de nuestro imaginario.
En CANCIÓN DE TOMAR EL TÉ por ejemplo, se burla con toda cortesía de la ceremonia tan universalmente identificada especialmente con la idiosincrasia inglesa:
Estamos invitados a tomar el té (…)
Cuidado cuando beban se les va a caer la nariz dentro de la taza
y eso no está bien .Yo no sé porqué (…)
Los pobres coladores tienen mucha sed porque el agua se les escapa
cada dos por tres. Yo no sé porqué.
También encontramos en su repertorio recreaciones de los juegos y rondas tradicionales que continúa con nuevas ideas, como si la tradición le diera el recurso del “pie forzado”:
Respuesta:
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