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Darles responsabilidad. Eso quizá es el principal recurso, si queremos que nuestro adolescente sea responsable debemos darle responsabilidades y permitirle ser independiente. Está claro que todo debe ser adecuado a su edad y a su carácter. No sería nada efectivo que a una chica o a un chico de catorce años le pidiéramos que se quedara solo en casa durante un mes o que a un adolescente que no recoge nunca su habitación le encargáramos que se ocupara permanentemente de la limpieza de toda la casa.
Confiar en ellos. No hay nada más efectivo para generar responsabilidad que la confianza. Si el adolescente sabe que confiamos en él procurará cumplir con aquello a lo que se ha comprometido. Aunque es importante que no sea una confianza ciega. Somos sus padres, sabemos dónde fallan, así que hay que estar atentos a ello pero sin agobiarlos.
Guiarlos, no controlarlos. En la misma línea es importante que tengamos claro que somos los encargados de guiarlos pero sin ejercer un control asfixiante que mine la confianza en sí mismos.
Respetar sus decisiones y opiniones. Es importante también para que gane confianza en sí mismo que respetes lo que piensa y lo que decide. Sabiendo también que eso no quiere decir que siempre estés de acuerdo con esas decisiones y opiniones.
Enséñales que todas las decisiones tienen consecuencias. Cuanto antes aprendan eso los adolescentes y lo interioricen más seguros entrarán en la vida adulta. Desde pequeños, pero más si cabe aún en la adolescencia, chicos y chicas deben saber que todo tiene consecuencias y acostumbrarse a evaluar cuáles pueden ser las de las decisiones que tomen en cada momento.
Asegúrarte de que las normas están claras para ellos. Hay veces que los padres y madres se quejan de falta de disciplina o responsabilidad de sus hijos pero lo único que ocurre es que estos no han entendido bien cuáles eran las normas que debían cumplir. Por eso es importante asegurarse de que estas están siempre claras.
Negociar con ellos esas normas. Es muy efectivo que las normas se impongan de acuerdo con ellos. De esa manera podemos enseñarles el poder de la negociación y al implicarlos es más fácil que las cumplan puesto que fueron ellos los que las decidieron.
Enséñarles a administrar su tiempo. Hay veces que los adolescentes no son capaces de cumplir todas sus obligaciones por una mera falta de tiempo. Por eso suele ser muy útil que le ayudes a aprender a administrarlo. Y para ello, sobre todo al principio, es muy eficaz utilizar papel y lápiz y hacer listas de tareas con horarios.
Pedirles su opinión. Se sentirá importante, sabrá que te importa y que confías en él.
Respetar su intimidad. Los adolescentes tienen derecho a su intimidad, q que su espacio, su habitación y las conversaciones con sus amigos son privadas. Pero como es importante que tengas información sobre su vida, la manera de saber cómo están las cosas es dedicarle tiempo y hablar habitualmente con los hijos. De esa forma no solo ellos nos contarán cómo están las cosas sino que nosotros también podremos observar, escuchar y detectar cualquier posible problema.