escribe una n de la historia de la historia
De pequeña me gustaba que mi mamá me contara historias al irme a dormir,mis historias favoritas eran las de amor , como las de princesas donde ellas tenían su príncipe azul y todo era tan perfecto y mágico...
Todo lo que voy a contar va a sonar tonto eh infantil para ustedes que están leyendo este libro... pero para mí fue mágico algo inolvidable
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Al día siguiente tenía que ir al kinder por lo general me iba con mis amigos yeimy ,Andrés y Damián ese día en descanso se me ocurrió darle un beso a Damián cuando somos niños no sabemos lo que hacemos entonces no lo pensé y se lo di ,
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Se que están pensando que eso solo fue una niñería insignificante pero para mi no lo fue.
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Respuestas
Respuesta:
el pavo de mi cazuela me sirve para comer y los niños y niñas lo podemos cocinar bien .
se les echa sal , cebolla y hojitas de laurel lo sacamos de la cazuela para ya poder comer.
comemos en familia que ahí viene nuestro papá con ese bonito traje que parece q viene de trabajar
yo soy la que parte el pan
tu eres el que sirve el vino
yo soy la que se menea con mi cuerpo tan bonito
anoche estaba bailando en nuestro lindo patio con las manos en la cintura te saque a bailar
Explicación:
Respuesta:
Apolo y Dafne
Eros, el antiguo dios del amor, cambió su forma entre los Olímpicos. Se convirtió en un niño juguetón llamado Cupido. Su juguete favorito era un pequeño arco, con el que lanzaba en todas direcciones dos tipos de dardos: los de oro y los de plomo. Cuando un dardo de oro alcanzaba a cualquier criatura viviente, encendía en ella la pasión del amor. Por el contrario, si se trataba de un dardo de plomo, un sentimiento de desprecio inundaba a la víctima.
En una ocasión Apolo, el joven dios de la luz, la medicina y las artes, quien era un poco engreído, encontró a Cupido jugando en el campo.
–Regresa al Olimpo, niño –le dijo– y deja de molestar a los demás con tus caprichos. Mira esto, continuó mientras mostraba su arco y sus flechas de plata. Éstas son verdaderas armas y no tus juguetes… Vamos, regresa al Olimpo.
Cupido agachó la cabeza y se alejó de ahí en silencio, pero no porque estuviera apenado por el regaño, sino que iba ideando la manera de darle una lección al engreído Apolo. Pronto supo qué hacer.
Cupido regresó hasta donde se encontraba Apolo y, sin que éste lo viera, clavó en su corazón un dardo de oro. Luego echó a volar por el campo hasta que se topó con una bella jovencita recostada despreocupadamente sobre la hierba.
De nuevo sin ser visto, atravesó el corazón de la muchacha con un dardo, pero esta vez de plomo. Después se instaló cómodamente entre las ramas de un árbol para esperar el resultado de su travesura. Un poco más tarde pasó Apolo caminando por ahí y en cuanto vio a la muchacha quedó profundamente enamorado de ella. Por su parte Dafne, que así se llamaba la chica, sintió una repulsión inexplicable hacia aquel apuesto joven.
Apolo la saludó, pero ella no hizo caso. El joven dios trató y trató de llamar su atención, pero no logró hacerlo. Cuando no vio otra alternativa, concluyó: “Si no quieres mi amor por las buenas, entonces lo tendrás a la fuerza” y se lanzó sobre ella. Dafne salió corriendo y Apolo detrás. Corrió y corrió aterrorizada, pero nunca pudo alejarse lo suficiente de su perseguidor, Quien lleno de amor la seguía. Por fin, cuando Dafne sintió que las fuerzas se le estaban acabando, imploró a los dioses que la libraran de aquel indeseable Pretendiente. Para ella resultaba preferible cualquier cosa antes de corresponder a ese amor. Justo cuando terminó su plegaria, los brazos de Apolo la capturaron. Pero ya no era la misma: los dioses habían decidido socorrerla.
El cuerpo de Dafne se endureció, sus pies se hundieron en la tierra y comenzaron a echar raíces. Apolo adivinó lo que sucedía, pero por más que intentó, nada logró hacer para impedirlo. Dafne extendió hacia el cielo sus brazos que ya se habían convertido en ramas, rápidamente el cuerpo de la muchacha comenzó a cubrirse de corteza y las ramas y el follaje se multiplicaron. Por último,
Apolo intentó cuando menos besar una sola vez sus labios, apartó el espeso follaje que cubría la cara de Dafne, pero justamente cuando la iba a besar, la corteza cubrió por completo el rostro de la joven.
Fue así como Apolo quedó eternamente enamorado de Dafne, quien se convirtió en un árbol y dio origen a una nueva especie. En griego la palabra Dafne significa laurel, que hoy en día es un árbol muy conocido. En las imágenes, Apolo siempre lleva ramitas de laurel en su corona o en su mano, para nunca olvidar a Dafne
Trujillo, Francisco. Mitología fantástica, Selector, México, 1994
espero que este te sirva y sino te envió este
La visita del señor Testator
SUERTE