Crea una pequeña narración con las palabras ansiedad, irracional, anglicismo, infundada y trastorno
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Erase una vez un mensajero ansioso que vino de improviso a tu casa en medio de la noche. Te despertó y te saco de la cama. Lo abriste muy molesto y asustado. No reconociste quien era. Solo te parecía un mendigo peligroso que decía cosas que no comprendías. Hablaba en varios idiomas muy confusos y sin parar de gritarte. Y tú, lleno de pánico, lo cerraste la puerta en sus narices. Pero él seguía pulsando una y otra vez el timbre. Y su voz llegaba fuerte hasta tu cerebro desde la calle. Todo era para ti muy violento e indescifrable. Y aunque sentías dentro de ti mucho miedo, solo lo podías expresar hacia afuera a través de tu enfado. Lo golpeaste y como no conseguías que se fuera, llamaste a la policía. Todo con tal de eliminarlo de tu vida. Pero él siguió viniendo tanto por las noches como por el día. Entraste en pánico, pero él seguía taladrándote con sus gritos y requerimientos. Pediste ayuda y te explicaron que lo que te molestaba era un tal problema de ansiedad. Y te dieron unas orejeras para no escuchar a esta cosa tan molesta que te visitaba tanto. Pero él, al sentir que no lo escuchabas, empezó a zarandearte con fuerza por todo el cuerpo. Hasta que un día, no pudiendo soportarlo más, lo miraste de frente y le dijiste: ¿Quién eres? ¿Para qué narices vienes a molestarme? Y él mensajero empezó otra vez con sus mensajes y tú todo nervioso no pudiste comprender nada y lo volviste a mandar a paseo. Y él seguía viniendo una y otra vez. Por fin encontraste alguien dispuesto a ayudarte. Te puso enfrente del mensajero de la ansiedad y juntos empezasteis a hablar con él. Tu querías huir, pero tu acompañante te mantuvo allí con mucho cariño. Poco a poco fuiste entendiendo que éste te quería contar algo importante. Pero te resultaba imposible interpretarlo. Fueron necesarios varios encuentros hasta que descubriste que te traía una buena noticia. Tuviste que relajarte y confiar. Y por fin te abriste a escucharlo atento, facilitando así que el mensajero hablara más claro. Ahora entendiste su mensaje: «Dentro de tu casa tienes tu gran tesoro ¡Stop! Deja de buscarlo compulsivamente en esto que te daña. Yo me ofrezco a ayudarte a recuperarlo» Te costó creerlo, pero al final juntos lo buscasteis por lo más escondido de tu casa. Entre los archivos de tu autenticidad. No fue fácil, pero al final localizasteis de nuevo tu tesoro interior. Tu vida cambió y mejoró, y por ello decidiste dar cobijo a esta voz de la ansiedad dentro de ti. Ahora está no grita, pero cuando te llama para algo, tú vienes rápido a escucharla porque sabes que te quiere avisar de algo importante. Te das cuenta al fin de que solo es posible comprender que es la ansiedad si permites que está habite en tu cuerpo y sea tu timbre de emergencias. Ya que la ansiedad es en realidad una parte fundamental de ti.