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Respuesta:Cuando a comienzos de 1871 las tropas argentinas regresaron de la guerra del Paraguay trajeron, entre otras cosas, la epidemia de fiebre amarilla. El foco infeccioso se concentró en los barrios porteños de San Telmo y Monserrat, lugares tradicionales de residencia de las familias patricias que decidieron abandonar sus mansiones para trasladarse a Barrio Norte y Recoleta.
El capital ocioso conformado por aquellas grandes casonas encontraría rápidamente un nuevo destino con notable rédito para sus dueños, que vieron en el aluvión inmigratorio una notable oportunidad de darle un fin productivo sus propiedades abandonadas. Las casas fueron transformadas en verdaderos palomares, con habitaciones sin ventanas y un solo baño para cientos de personas.
En un principio se las llamó “casas de alquiler” o “inquilinatos”, hasta que el ingenio popular las bautizó como conventillos.
Explicación:espero que te ayude