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Respuesta:
Jr 1,4-10.17-19
Recibí esta palabra del Señor: 5«Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te nombré profeta de los gentiles.» 6Yo repuse: «¡Ay, Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un muchacho.» 7El Señor me contestó: «No digas: “Soy un muchacho”, que adonde yo te envíe, irás, y lo que yo te mande, lo dirás. 8No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte.» Oráculo del Señor. 9El Señor extendió la mano y me tocó la boca; y me dijo: «Mira: yo pongo mis palabras en tu boca, 10hoy te establezco sobre pueblos y reyes, para arrancar y arrasar, para destruir y demoler, para edificar y plantar. (...) 17Cíñete los lomos, ponte en pie i diles lo que yo te mando. No les tengas miedo, que si no, yo te meteré miedo de ellos. 18Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce, frente a todo el país; frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y la gente del campo. 19Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte.» Oráculo del Señor.
Comentario bíblico
a vocación de Jeremías responde bien al paradigma de vocaciones proféticas. La palabra que en hebreo designa ordinariamente el profeta es nabî, es decir “llamado”, de aquí se entiende la importancia que tiene la vocación de los profetas. Aquí encontramos los elementos de la manifestación divina – las fórmulas de misión – la objeción por parte de la persona – la confirmación con la fórmula “yo estoy contigo” – un signo de la intervención divina.
La narración de la vocación de Jeremías comprende la llamada (Jr 1,4-10), dos visiones (1,11-13 i 13-16), y una exhortación complementaria para llevar a cabo la misión (1,17-19). Nosotros nos centramos en la primera parte y en la última.