explicar en que consistió el dorado. Entre otros, buscaron infructuosamente El Dorado hombres como Gonzalo Pizarro (1540), Diego Fernández de Serpa (1568), Pedro Maraver de Silva (1569), sir Walter Raleigh (1595) y Fernando de Berrío (1598), aunque sin duda alguna el prototipo del explorador obsesionado con dicha leyenda fue el muy cruel Jiménez de Quesada. Este partió de Bogotá en diciembre de 1569 en la expedición más importante de cuantas se habían realizado hasta entonces, y tras vagar por los llanos durante dos años, volvió con los restos. De los 300 soldados que llevó regresaron sólo 50; de los 1.500 indios y mestizos, tan sólo 30, y de los 1.100 caballos, 30 ó 40. Nadie dio nunca con El Dorado, aunque lo siguieron buscando. En 2002 el explorador polaco-italiano Jacek Palkiewicz creyó haberlo hallado en las profundidades de la selva amazónica del sur del Perú, mientras que el pasado 9 de octubre el Diario de Cusco señalaba que los aldeanos del poblado de San Martín habían identificado los restos de la mítica ciudad de Paititi, donde se habrían refugiado los incas con sus tesoros a la llegada de los españoles.
Respuestas
Respuesta:
Ex
Oficialmente, la Iglesia celebraba las fiestas de Pascua y de Reyes Magos. En la época de Pascua celebraba varias misas solemnes, a saber: la Noche Buena (día 24 de diciembre), la Navidad (día 25 de diciembre), la Circuncisión de Jesús (día 1 de enero) y la Epifanía o festividad de los Reyes Magos (día 6 de enero).
Nochebuena, Navidad, Año Nuevo y Reyes eran fiestas que se celebran desde hace siglos, sin embargo, se movían dentro de unos parámetros que nada tienen que ver con nuestras fiestas actuales. Al igual que en la actualidad era una fiesta familiar. Las familias más acomodadas se podían permitir el lujo de comer un pollo de corral o un pavo, acompañadas por algún vino, que era una bebida al alcance de casi todos. Los postres solían ser caseros, garrapiñadas, bizcochos, frutos secos o castañas asadas. Se hacían belenes que solían ser de fabricación casera, hechas con figurillas de barro o de telas cosidas. Las familias acomodadas, sí que podían disponer de belenes de calidad que labraban incluso escultores, como La Roldana. Los niños pedían por las casas el Aguinaldo, cantando villancicos.
En relación a la fiesta de los Reyes Magos tiene su origen en unos escuetos versículos de San Mateo que decían así:
“Nacido pues Jesús en Belén de Judá en los días del rey Herodes, llegaron del Oriente a Jerusalén unos Magos diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque hemos visto su estrella al oriente y venimos a adorarle… Y llegando a la casa vieron al niño con María, su madre, y le adoraron y abriendo sus cofres, ofrecieron como dones oro, incienso y mirra”.
Desde entonces y por espacio de dos milenios, los cristianos han celebrado la fiesta de los Reyes Magos, conocida como la Epifanía. Pero realmente es muy poco lo que sabemos de los Reyes, pues, San Mateo se mostró muy parco en sus afirmaciones. Ni dijo sus nombres, ni el número exacto, ni tan siquiera su lugar natal. Tan solo nos informó de que procedían de Oriente –nada parecido a un origen tartesio como dijo hace pocos años el entonces papa Benedicto XVI- y que traían oro, inciensos y mirra como presentes. El oro para mantenimiento de la familia, el incienso para dar buen olor al establo y la mirra como antiséptico y desparasitador.
En relación a su lugar de origen se han planteado varias hipótesis ya desde hace más de quince siglos. La más plausible es la que los hace originarios de Persia, donde al parecer era frecuente la existencia de magos o astrólogos.
Siempre se habló de tres reyes por la relación con el número de regalos, pero existen tradiciones orientales que aumentan su número hasta cuatro, cinco e incluso doce, como los discípulos de Jesucristo. Y es que tampoco San Mateo especificó su número, aunque habida cuenta que traían tres presentes –incienso, mirra y oro- desde el siglo V de nuestra era se comenzó a pensar que debieron ser tres. No obstante, la iglesia cristiana ortodoxa sostiene que fueron nada menos que doce los Reyes que acudieron a venerar al Niño a Belén.
Con respecto a sus nombres ya en el siglo VI d. c. encontramos en un mosaico de la iglesia de San Apolinar Nuevo, en Rávena, los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar. Posteriormente, estos mismos nombres aparecen en un códice de la Biblioteca Nacional de Paris, fechado en el siglo VII, y posteriormente, en los escritos de un monje benedictino, llamado Beda, que los popularizó a partir del siglo IX.plicación: