1. ¿Cuál debe ser mi actitud ante Dios que se revela?.
2. ¿Cómo descubro a Dios presente en mi vida y en la de mis hermanos?. 3. ¿Qué me exige esa presencia de Dios en cada acontecimiento de mi
vida?. doy puntos a los quue sepan responder++++
porfavorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr
doy 50 ptos
Respuestas
Respuesta:Cristo, en efecto sabe mejor que nadie cuáles deben ser nuestras relaciones con Dios, porque conoce. Al escucharlo no corremos ningún riesgo de separarnos: es la Verdad misma.
Lo que la Iglesia cree de Cristo, hunde sus raíces en el modo que tuvo Jesús de creer en Dios. Pero, a la vez, la fe de la Iglesia permite inferir cómo ha podido ser la experiencia espiritual de Jesús. Esta referencia recíproca entre Cristo y la Iglesia invita a indagar en los en los fundamentos antropológicos y teológicos de la fe "de" Jesús, en las dificultades y posibilidades que Jesús ha podido tener para creer en su Padre, puesto que así él enseña por qué y cómo han de creer también los hombres. Por esta vía descubrimos que el Padre, al resucitar a Jesús, triunfa sobre el Mysterium iniquitatis y, contra toda sospecha de indiferencia ante el sufrimiento humano que pudiera recaer sobre Él mismo, da pruebas de ser un Dios que merece fe. El Padre merece fe, pero no la merecería si Él no "creyera" también en la humanidad como "creyó" en su Hijo Jesús. Es el amor del Padre que en última instancia produce confianza en Él y entre los hombres.
Explicación:
Palabras clave: Fe de Jesús, cristología, fe.
Respuesta:
2. LA FE DE JESÚS EN DIOS
a) De la fe antropológica a la fe teológica
La pregunta por qué la Iglesia creyó que Jesús era el Hijo, esconde otra aún más fundamental: ¿por qué la Iglesia creyó en un "hombre"? Creer en Dios es lo propio de la fe religiosa. Creer en un hombre es posible en términos muy limitados. Por tanto, que un hombre merezca fe religiosa es, en principio, demencial. La Iglesia no ha podido ser más audaz al poner las cosas al límite de la racionalidad, cuando ha proclamado su fe en un hombre que, como todo hombre, es incapaz de asegurar por sí mismo el cumplimiento de su palabra. Porque, ¿cómo puede responder por sus promesas alguien que no puede responder por su vida? La muerte se lo lleva todo.
Pero hay todavía otra pregunta que lleva las cosas al extremo: ¿por qué la Iglesia creyó en un "crucificado"? No en un muerto más, sino en un condenado a muerte. Afirmar que, en realidad, ha creído en un resucitado elude algo decisivo. Porque la fe en el resucitado solo tiene sentido para la Iglesia cuando se afirma su identidad con el crucificado. Desde un punto de vista filosófico la pregunta por la resurrección excede el campo antropológico y, si algo se puede indagar de ella, solo en el hecho de la muerte de Jesús en cruz puede encontrar algún pie de apoyo, y siempre que la fe en un crucificado tenga alguna racionalidad.