Tanto hombres como mujeres ¿Pueden realizar actividades físicas o deportes de manera integrada?
Respuestas
Respuesta:
requiere de control personal y atención constante a la apariencia corporal (Lupton 1997, Conrad, 1994). El
“cuerpo saludable”, con estas múltiples connotaciones contemporáneas que demandan regímenes de
autocuidado y autocontrol, se convierte en un proyecto vinculado a la construcción identitaria, “el cuerpo se
transforma en un recurso tanto como en un símbolo social” (Shilling, 1997: 5). Siguiendo a McDermott
(2011: 218), mediante el cuidado de la salud y el trabajo sobre el self, se le confiere a la actividad física un
sentido de logro que responde no sólo a las expectativas normativas sobre el “cuerpo saludable” sino también
sobre un “sujeto saludable”. El proyecto corporal a su vez se construye a partir de las concepciones
dominantes de perfección corporal femenina y masculina (Markula & Kennedy, 2011). Por último, Agger
(2011) critica el modelo biomédico del cuerpo en relación a la promoción de la actividad física por su
reduccionismo biologicista. Frente a este mandato, pone de relieve la capacidad de agencia de los sujetos,
especialmente en la actividad deportiva de los corredores de maratones y largas distancias, para escuchar las
necesidades del propio cuerpo y poner en cuestión no sólo el modelo biomédico, sino también las presiones
de la industria de mercancías y servicios profesionales que genera el deporte.
Como vemos, son múltiples los sentidos culturales construidos alrededor de los regímenes corporales siendo
el cuidado de la salud sólo una entre las varias motivaciones que pueden orientar la realización de actividad
física y deporte. El disfrute y las experiencias sensoriales del embodiment, la búsqueda de desafíos
personales y grupales, la estética corporal, la sociabilidad y la expresión de la identidad, son algunas otras
motivaciones (Conrad, 1994; Lupton, 1997; Saint Onge y Krueger, 2011; Allender, Cowburn y Foster, 2006;
Hockey y Allen Collinson, 2007). Elias (1995a; 1995b) plantea que en las sociedades fuertemente
diferenciadas e industrializadas los adultos reprimen constantemente sus emociones y sentimientos más
fuertes, porque se exige moderación a sus miembros. El autocontrol y el control social sobre estas emociones
puede generar estrés, y una manera de canalizar esa energía reprimida es a partir de distintas actividades
recreativas, entre las cuales se incluyen el deporte y el ejercicio físico. (Elias, 1995b: 92). No se trata de una
simple liberación física de tensiones sino también de una estimulación de las emociones (Elias 1995b: 113-
115; Elias y Dunning, 1995: 126). Elias y Dunning (1995: 145-146) plantean que en la mayoría de las esferas
de la vida rutinizada priorizamos el cumplimiento de la función “para nosotros” o “para ellos” por sobre la
de para “uno mismo”, y damos lugar a las exigencias de largo plazo a costa de la no satisfacción de las
necesidades más inmediatas. Lo contrario sucede en la práctica de las actividades recreativas, que satisfacen
necesidades inmediatas, “cuya función principal es la de proveer placer por y para uno mismo” (Elias y
Dunning, 1995: 148). El mayor peso a las funciones que uno realiza para sí mismo, no significa que los
individuos las realicen aisladamente. La sociabilidad es uno de los medios mediante el cual se cumplen las
funciones de las actividades recreativas.
Elias y Dunning, (1995: 829-831) concluyen en que si bien la mayoría de las personas reconocen los
beneficios para la salud asociados con la actividad física y el deporte, estos no parecen ser los principales
motivos para realizarlas. Otras motivaciones se relacionan con el disfrute, el apoyo y la interacción social, el
sentido del logro y pasar un “tiempo de lujo” con uno mismo por fuera de las responsabilidades cotidianas
(también Lipovetsky, 2006). En palabra de Lupton (1997: 143), para algunos sujetos, “la actividad física se
constituye en un medio para la transformación personal, una manera para manejar presiones externas e
internas, y en un vehículo para la agencia y la autoexpresión”. Estas reflexiones incorporan la noción
fenomenológica de embodiment, en tanto el cuerpo se entiende como un sustrato existencial de la cultura
(Csordas, 2010).
A la luz de este debate, a continuación reconstruimos las lógicas que subyacen a la decisión de realizar
actividad física entre mujeres y varones de clase media, residentes en el Área Metropolitana de Buenos Aires
(AMBA). Damos cuenta de sus motivaciones y construcciones de sentido en torno a la actividad corporal, así
como de las condiciones que facilitan u obstaculizan sus posibilidades de desarrollarla.
Explicación:
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Respuesta:
si, porque somos iguales no importa quien es mas fuerte ni el mas habil sino la union entre todos para que las mujeres y los hombres se integren a cualquier actividad fisicas.
Explicación: