• Asignatura: Historia
  • Autor: aimara77
  • hace 6 años

¿Cual es la historia de los flamencos?​

Respuestas

Respuesta dada por: erikagarciamar74
5

Respuesta:espero que te sirva

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Respuesta dada por: yovanrojas0
1

Respuesta:

ierta vez las víboras

dieron un gran baile. Invitaron

a las ranas y a los sapos,

a los flamencos,

a los yacarés y a los peces.

Los peces, como no caminan,

no pudieron bailar; pero siendo

el baile a la orilla del río, los peces

estaban asomados a la arena,

y aplaudían con la cola.

Los sapos se habían pegado escamas

de peces en todo el cuerpo, y caminaban

meneándose, como si nadaran.

Y cada vez que pasaban muy serios

por la orilla del río, los peces les gritaban

haciéndoles burla. Las ranas

se habían perfumado todo el cuerpo,

y caminaban en dos pies.

Además, cada una llevaba colgada,

como un farolito, una luciérnaga

que se balanceaba.

Los yacarés, para adornarse bien,

se habían puesto en el pescuezo

un collar de plátanos, y fumaban

cigarros paraguayos.  

Pero las que estaban hermosísimas

eran las víboras. Todas, sin excepción,

estaban vestidas con traje de bailarina,

del mismo color de cada víbora.

Las víboras coloradas llevaban una pollerita de tul colorado;

las verdes, una de tul verde; las amarillas, otra de tul amarillo;

y las yararás, una pollerita de tul gris pintada con rayas

de polvo de ladrillo y ceniza, porque así es el color de las yararás.

Y las más espléndidas de todas eran las víboras que estaban

vestidas con larguísimas gasas rojas, y negras, y bailaban

como serpentinas. Cuando las víboras danzaban y daban

vueltas apoyadas en la punta de la cola, todos los invitados

aplaudían como locos.

Sólo los flamencos, que entonces

tenían las patas blancas, y tienen

ahora como antes la nariz muy

gruesa y torcida, sólo los flamencos

estaban tristes, porque como tienen

muy poca inteligencia, no habían

sabido cómo adornarse. Envidiaban

el traje de todos, y sobre todo el

de las víboras de coral. Cada vez

que una víbora pasaba por delante

de ellos, coqueteando y haciendo

ondular las gasas de serpentinas,

los flamencos se morían de envidia.

Un flamenco dijo entonces:

-Yo sé lo que vamos a hacer.

Vamos a ponernos medias

coloradas, blancas y negras,

y las víboras de coral se van

a enamorar de nosotros.

Y levantando todos juntos

el vuelo, cruzaron el río

y fueron a golpear

en un almacén del pueblo.

-¡Tan-tan!- pegaron con las patas.

-¿Quién es?- respondió el almacenero.

-Somos los flamencos. ¿Tiene medias coloradas,

blancas y negras?

-No, no hay- contestó el almacenero-. ¿Están locos?

En ninguna parte van a encontrar medias así.

Los flamencos fueron entonces a otro almacén.

-Tan-tan! ¿Tienes medias coloradas, blancas y negras?

El almacenero contestó:

-¿Cómo dice? ¿Coloradas, blancas y negras? No hay medias

así en ninguna parte. Ustedes están locos, ¿quiénes son?

-Somos los flamencos- respondieron ellos.

Y el hombre dijo:

-Entonces son con seguridad flamencos locos.

Fueron a otro almacén.

Los flamencos recorrieron así todos los almacenes,

y de todas partes los echaban por locos.

Entonces un tatú, que había ido a tomar agua

al río se quiso burlar de los flamencos y les dijo,

haciéndoles un gran saludo:

-¡Buenas noches, señores flamencos!

Yo sé lo que ustedes buscan.

No van a encontrar medias así

en ningún almacén. Tal vez haya

en Buenos Aires, pero tendrán

que pedirlas por encomienda postal.

Mi cuñada, la lechuza,

tiene medias así.

Pídanselas, y ella

les va a dar

las medias

coloradas,

blancas

y negras.

-Tan-tan! ¿Tiene medias coloradas,

blancas y negras?

El almacenero gritó:

-De qué color? ¿Coloradas,

blancas y negras?

Solamente a pájaros

narigudos como ustedes

se les ocurre pedir medias así.

¡Váyanse en seguida!

Y el hombre los echó con la escoba.

Venimos a pedirte las medias coloradas,

blancas y negras. Hoy es el gran baile

de las víboras, y si nos ponemos esas medias,

las víboras de coral se van a enamorar de nosotros.

-¡Con mucho gusto! -respondió la lechuza-.

Esperen un segundo, y vuelvo en seguida.

Y echando a volar, dejó solos a los flamencos; y al rato volvió

con las medias. Pero no eran medias, sino cueros de víboras

de coral, lindísimos cueros, recién sacados a las víboras

que la lechuza había cazado.

Los flamencos le dieron las gracias,

y se fueron volando a la cueva

de la lechuza. Y le dijeron:

-¡Buenas noches, lechuza!

-Aquí están las medias - les dijo la lechuza-.

No se preocupen de nada, sino de una sola

cosa: bailen toda la noche, bailen sin parar

un momento, bailen de costado, de cabeza,

como ustedes quieran; pero no paren

un momento, porque en vez de bailar

van entonces a llorar.

Pero los flamencos, como son tan tontos,

no comprendían bien qué gran peligro

había para ellos en eso, y locos

de alegría se pusieron los cueros

de las víboras como medias,

metiendo las patas dentro

de los cueros, que eran

como tubos.

Explicación:

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