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Está claro que las amistades y las relaciones interpersonales son un foco de buena salud, siempre y cuando se trate de entornos sanos. Se comparte, se crece, se enriquece, se es feliz, básicamente, lo que en últimas es insumo para la estabilidad mental. Pero de acuerdo con expertos y estudios recientes, los amigos también pueden ser el mejor motor para interesarse por la actividad física, que redunda en estilos de vida saludables.
Investigaciones recientes dan fe también de la influencia del entorno social en la práctica de la actividad física. Y no solo en la vida adulta. En realidad, esa injerencia comienza desde la niñez, tal como encontró un estudio publicado a finales del pasado mes marzo en ‘Psychological Science’, una revista de la Asociación para la Ciencia Psicológica.
Dicho trabajo halló que el tiempo compartido con amigos en la infancia se asocia con la salud física en la edad adulta. Tal como menciona el portal Science Daily, los científicos analizaron los datos del Pittsburgh Youth Study, un estudio longitudinal que siguió a un grupo de 267 niños que fueron reclutados inicialmente para participar como estudiantes en las escuelas públicas de esa ciudad estadounidense.