¿Qué relación tienen el ciclo del oxígeno y del carbono y en qué procesos importantes de los seres vivos participan en estos ciclos?
Respuestas
EL CICLO DEL OXÍGENO
El oxígeno es el elemento químico vital de los seres vivos. Forma parte del agua y es fundamental
para el metabolismo de los organismos. La mayor reserva de oxígeno se encuentra en la
atmósfera. Su ciclo está estrechamente vinculado al del carbono, porque en el proceso de la
fotosíntesis (asimilación del carbono por las plantas) tiene lugar una importante devolución del
oxígeno a la atmósfera, mientras que el proceso de respiración ocasiona el efecto contrario.
Las plantas consumen una cierta cantidad de oxígeno para fabricar nutrientes y generan otra
cantidad superior a la consumida durante la fotosíntesis. El exceso pasa a formar parte de la
atmósfera. Los animales necesitan del oxígeno para obtener la energía necesaria para llevar a
cabo el metabolismo.
De esta manera, el oxígeno atmosférico pasa a través de los distintos organismos y, al final del
ciclo, una parte de este elemento retorna a la atmósfera donde puede ser utilizado nuevamente.
Una parte del ciclo natural del oxígeno que tiene influencia indirecta en los seres vivos es su
conversión en ozono. Las moléculas de oxígeno, activadas por las radiaciones energéticas de
onda corta, se rompen en átomos libres que reaccionan con otras moléculas de oxígeno y forman
ozono. Esta reacción es reversible, de forma que el ozono, absorbiendo radiaciones ultravioletas
vuelve a convertirse en oxígeno.
CICLO DEL CARBONO
El carbono es un elemento esencial en todos los seres vivientes. Al combinarse con el oxígeno
forma monóxido de carbono, dióxido de carbono y sales, como el carbonato de sodio y el
carbonato cálcico.
El carbono circula de manera continua en el ecosistema terrestre. Su ciclo es cerrado, pues la
cantidad de carbono existente en el mundo y en la atmósfera es fija. Comprende los intercambios
de carbono entre los seres vivos y la atmósfera, y regula la transferencia de carbono entre la
atmósfera y la litosfera: océanos y suelo.
Una parte del ciclo tiene lugar en el ecosistema terrestre. Comienza cuando las plantas, a través
de la fotosíntesis, hacen uso del dióxido de carbono presente en la atmósfera o disuelto en el
agua. Parte de este carbono pasa a formar parte de los tejidos vegetales en forma de hidratos de
carbono, grasas y proteínas; el resto es devuelto a la atmósfera o al agua mediante la respiración.
El carbono pasa a los herbívoros que comen las plantas y de ese modo utilizan, reorganizan y
degradan los compuestos de carbono. Gran parte de él es liberado por la respiración y otra parte
se almacena en los tejidos animales y pasa a los carnívoros, que se alimentan de los herbívoros.
En la última fase, todos los compuestos del carbono se degradan por descomposición, y el
carbono es liberado en forma de dióxido de carbono.
Por otro lado, en la litosfera existe una reserva de carbono que se encuentra en forma de
combustible fósil y de rocas sedimentarias. Este carbono está atrapado, pero existe la
probabilidad de escape mediante las erupciones de volcanes, que liberan el carbono en forma de
dióxido de carbono.
El ciclo también tiene lugar en el océano, donde el carbono está presente como carbonato de
calcio y como dióxido de carbono disuelto. El carbonato de calcio es utilizado por los animales
marinos para desarrollar partes de su cuerpo. Cuando estos organismos mueren y se acumulan
en el fondo del mar, crean un depósito de carbono atrapado como roca sedimentaria.
Las actividades humanas, principalmente la quema de combustible y la masiva deforestación que
existe en la actualidad, contribuyen también a la liberación de dióxidos de carbono. Esto crea un desequilibrio en el ciclo, ya que la cantidad de carbono que entra a la biosfera debería ser la
misma cantidad que sale a la atmósfera. Si no fuera por las actividades humanas, existiría un
equilibrio de carbono en el ecosistema terrestre, los océanos y la atmósfera.
Aunque parte del carbono desaparece de forma temporal del ciclo en forma de carbón, petróleo,
combustibles fósiles, gas y depósitos calizos, la respiración y la fotosíntesis mantienen
prácticamente estable la cantidad de carbono atmosférico. La industrialización aporta dióxido de
carbono adicional al medioambiente.