Respuestas
Desde el punto de vista militar puede definirse la ofensiva como la manera de obrar de un [ejército] que ataca al [enemigo], y la defensiva como la actitud en que se coloca el mismo para resistir y rechazar una agresión. Mientras que el que toma la ofensiva busca al adversario donde se encuentre para destruirlo, el que se mantiene a la defensiva se esfuerza en impedir su propia destrucción.
La ofensiva tiene como características propias el movimiento, la acción y la iniciativa. La defensiva, por el contrario, renuncia a la iniciativa y espera el ataque para repelerlo, contentándose con hacer frente y resistir el choque.
Aceptando la expresión de Carl von Clausewitz, se puede decir que de estas dos formas, la ofensiva es «la más fuerte, con objeto negativo», y la defensiva, es «la más débil, con objeto positivo».
Los tratadistas militares han preconizado la superioridad de la ofensiva sobre la defensiva, estimando que es la única que puede conducir a un resultado decisivo. Ni una ni otra suelen presentarse en la práctica con carácter absoluto.
El que toma la ofensiva no lo hace, generalmente, en todas las partes del teatro de operaciones. En el campo de batalla ataca con empeño el punto en el que le interesa vencer, economizando fuerzas para emplearlas en el punto decisivo, donde necesita alcanzar la superioridad.
Del mismo modo que el que se defiende no se limita a rechazar pasivamente los ataques del enemigo, sino que procura debilitarlo con su resistencia, para caer sobre él, tomando a su vez la ofensiva tan pronto como se presenta la ocasión favorable para ello (defensa activa).