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Luego de la derrota en la batalla de Cepeda, el l de febrero de 1820, Buenos Aires también se convirtió en una provincia autónoma. Pero se desató una enconada lucha por el poder, hasta el punto que el 20 de junio de ese año coexistieron tres gobernadores. Finalmente, el gobernador Martín Rodríguez logró consolidarse en el poder con el respaldo de las milicias rurales comandadas por Juan Manuel de Rosas. La estabilidad política le permitió desarrollar, entre 1821 y 1824, un vasto programa de reformas en todos los órdenes de la vida social provincial, que tuvo en el ministro Bernardino Rivadavia un decidido ejecutor.
Este gobierno tenía el apoyo de los sectores altos de la sociedad porteña, deseosos de restablecer la paz y el orden. Sus objetivos eran modernizar las estructuras políticas y administrativas de origen colonial, favorecer el crecimiento económico provincial y producir una profunda renovación en la cultura y las costumbres sociales. Sus impulsores pensaban que Buenos Aires se iba a transformar en un modelo para el resto de las provincias, y que esto permitiría, posteriormente, organizar un Estado central.
En 1821 se sancionó una ley electoral que consagraba el sufragio universal y permitía votar a todos los varones libres mayores de 20 años. Se establecía, así, un nuevo principio de legitimidad política. A su vez, se suprimieron los Cabildos de Luján y de Buenos Aires, concentrando el poder en una Sala de Representantes, con diputados electos por la ciudad y el campo, y se reorganizó la administración de justicia estableciendo jueces de paz y comisarios en la campaña, para afirmar el orden social. Una Ley de Olvido intentó aquietar los odios desatados por la lucha de facciones y, mediante la libertad de cultos, se facilitó la inmigración de extranjeros de credo protestante. En el plano cultural, las medidas incluyeron la creación de la Universidad de Buenos Aires, la reforma de la enseñanza media y elemental y el impulso de la Biblioteca Pública: también se fomentó la creación de diversas asociaciones, como la Sociedad Literaria, la Sociedad de Beneficencia y academias de varias disciplinas. Por otra parte, se introdujeron reformas en el ejército para reducir el número de oficiales y restablecer la disciplina. El nuevo orden fue aceptado e Inglaterra, Portugal, el Brasil y los Estados Unidos reconocieron la independencia de las Provincias Unidas al gobierno de Buenos Aires como encargado de las negociaciones diplomáticas.
La política oficial apoyó el crecimiento a través de nuevas instituciones, como el Banco de Descuentos y la Bolsa de Comercio. El gobierno decididamente la expansión de la ganadería i neas medidas policiales contra el cuatrerismo, y extendiendo el territorio provincial a c sociedades indígenas; promovió la introducción de raza para cruzarlos con los ganados criollos para mejorar los cultivos; al mismo tiempo plan de colonización con inmigrantes euro tuvo éxito. Las tierras públicas fueron entregadas a particulares bajo un régimen de alquileres a n llamado enfiteusis, y no pudieron ser ven< convirtieron en la garantía de un empréstito no contrató en Londres para obtener fondo
La abolición de fueros especiales y del diezmo que recibía la Iglesia, la supresión de las órdenes religiosas y la confiscación de sus bienes provocó una fuerte reacción en algunos sectores. De esta forma la causa federal fue identificándose cada vez más con la religión católica, y acusaba de impíos y de proteger a extranjeros herejes a los grupos favorables a la libertad de cultos.