Respuestas
Muchas de las sustancias que utilizamos en pintura tienen algo de toxicidad. Esto no significa que deban excluirse y no se tengan que utilizar. Simplemente tenemos que tener cierto cuidado. Cada producto debe ser manipulado con un nivel de precaución relacionado con el grado de conocimiento que se tiene de él, es decir, menos se sabe, más precauciones se deben tener.
Los disolventes, por ejemplo, pueden constituir un peligro para la salud en relación a su toxicidad, dependiendo de su concentración en la atmósfera en el entorno de trabajo y el tiempo de exposición, es decir, dependiendo del el tiempo durante el cual el pintor está en contacto con los vapores.
La toxicidad puede variar dependiendo de la naturaleza de la sustancia, del tipo de exposición y también de las condiciones generales de salud de la persona que opera con estos materiales. La absorción de los disolventes por el cuerpo humano aviene principalmente a través de las vías respiratorias, pero algunos pueden ser absorbidos por la piel, y provocar dermatitis. Los órganos más frecuentemente afectados por la acción de los disolventes son el hígado, los riñones, las vías respiratorias y los ojos.
Aparte del riesgo tóxico, existe otro riesgo. Muchos de los productos que utilizamos son inflamables. La inflamabilidad es una medida de las posibilidades de que los vapores que salen de los líquidos (o los mismos liquidos) puedan formar en contacto con el aire, mezclas que puedan provocar incendios o explosiones si entran en contacto con llamas.