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Es paradójico: vivimos en la sociedad de la abundancia y, sin embargo, cada vez hay más personas que sufren déficit de vitaminas y minerales. Esto es lo que se conoce como “la doble carga de la malnutrición”, según explica el presidente de la Sociedad Española de Nutrición (SEN) y catedrático de la Universidad de Zaragoza, Luis Moreno. Calcio, hierro, potasio, vitaminas A,D y ácido fólico son algunos de los nutrientes que, según las autoridades en nutrición, escasean en la dieta de varios segmentos de la población. Sin embargo, sobran alimentos ricos en sodio, grasas y azúcares añadidos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce el problema y advierte de que el alto consumo de bebidas o alimentos ricos en azúcares añadidos reduce la calidad nutritiva de la dieta, pues aporta una cantidad considerable de energía carente de nutrientes. “Esto contribuye a aumentar la prevalencia de obesidad, hipertensión y enfermedades cardiovasculares, causas principales de mortalidad”, según explica Nancy Babio, presidenta del Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Catalunya (Codinucat).
Los expertos señalan que la carencia de vitamina D y la falta de hierro son más frecuentes en las personas obesas. “En América Latina se consumen muchísimas bebidas azucaradas, que no tienen un contenido nutricional añadido”, comenta a modo de ejemplo Moreno. En este sentido hace hincapié en la recomendación de la OMS sobre la cuestión: los azúcares añadidos no deben representar más del 10% de las calorías totales que consumimos al día.
Pero, ¿cómo ingerir la cantidad de vitaminas y minerales necesarios para el buen funcionamiento de nuestro organismo? Existen unos valores de referencia de consumo diario que se pueden alcanzar a través de una dieta variada, equilibrada y saludable. No obstante, la doctora Babio puntualiza: “Si en nuestra ingesta no llegamos a consumir la cantidad recomendada en un día, no pasa nada, porque lo que se valora es una media de consumo. Es decir, hoy podemos consumir 700 mg de calcio y mañana 1100 mg y de media consumiremos lo recomendado”.
Los nutricionistas consultados afirman que todas las vitaminas y minerales con los que trabaja el cuerpo humano son necesarios e imprescindibles. En este sentido el presidente de la SEN destaca, entre el grupo de las vitaminas hidrosolubles, la importancia de la B12, cuyo déficit causa el segundo tipo de anemia más prevalente entre la población -el primero se da como consecuencia de la falta de hierro-. Además, ayuda a fortalecer el sistema nervioso, crea nuevo ADN y genera glóbulos rojos.
Entre las vitaminas liposolubles, en el contexto de países desarrollados, Moreno resalta el papel –“muy debatido en estos momentos”, apunta- de la vitamina D. El nutricionista resalta el hecho de que esta vitamina se activa por la exposición a los rayos ultravioleta, por lo que recomienda tomar el solar durante unos minutos al día sin crema solar. “Evidentemente, cuando la exposición es prolongada, hay que protegerse del sol”, matiza. La vitamina D posibilita la asimilación del calcio que se deposita en los huesos. Es por este motivo que su déficit en el cuerpo humano está relacionado con la osteoporosis, enfermedad de la cual cada vez se diagnostican más casos.
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