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Explicación: 100 por ciento
Según un informe reciente de la PDSA, la organización benéfica veterinaria líder en el Reino Unido, el número de dueños de mascotas que vacunan a sus perros y gatos ha disminuido en gran medida. Esta moda es preocupante, ya que las vacunas protegen a tus amigos peludos de algunas enfermedades realmente graves a las que se encuentran expuestos sin sus inyecciones.
Esta semana, quiero hablarte de las razones por las que tu veterinario te animará a vacunar a tu perro (te prometo que NO es porque la clínica veterinaria quiera ganar más dinero). Esto es lo que debes saber sobre las enfermedades perrunas.
1) Parvovirosis
Esta es la madre de las enfermedades caninas. No tiene cura, es altamente infecciosa y, en el 90% de los casos, resulta fatal si no se trata.
El parvovirus afecta primero al revestimiento del intestino y luego se propaga mediante las heces infectadas. Es especialmente peligrosa porque puede vivir en nuestro calzado, en la ropa o en las láminas del suelo durante meses. Este trastorno no es inusual y puede generar brotes locales en la población sin vacunar.
¿Cuáles son los síntomas?
Vómitos, letargo y una abundante, maloliente y sanguinolenta diarrea.
¿Qué puedes hacer?
La prevención es la única «cura» en este caso: vacuna a tu cachorro.
Si tu perro sufre esta enfermedad, lo único que el veterinario podrá hacer será tratar los síntomas con fluidos intravenosos para combatir la deshidratación y medicamentos para evitar que tu mascota se encuentre enferma y decaída.
Créeme, con ver un caso de Parvovirosis será más que suficiente. Cuando hayas visto con tus propios ojos lo desagradable que es y los efectos a largo plazo que tiene en la salud de un perro, no querrás que ningún otro animal pase por lo mismo. Los cachorros sin vacunar son extremadamente propensos a enfermar y su salud se verá mermada rápidamente, incluso si se trata con líquidos y medicamentos.
2) Moquillo
Históricamente, el moquillo se ha erradicado casi por completo en el Reino Unido gracias a un efectivo programa de vacunación que se llevó a cabo en el pasado, pero aún está presente en el resto del continente.
Se trata de una enfermedad vírica muy contagiosa que afecta a los ganglios linfáticos antes de atacar a los sistemas respiratorio, urinario, digestivo y nervioso. Se transmite fácilmente de un perro a otro a través de la saliva, la sangre o la orina.
En este caso tampoco existe una cura y la enfermedad acaba con la vida del 50% de los perros infectados, a pesar de los tratamientos correctivos que puedan proporcionarse.