cuales fueron los beneficios economicos para inglaterra y europa​

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Respuesta dada por: lendsey01
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El Reino Unido siempre ha sido reacio a ser europeo. No se convirtió en miembro hasta 1973 y no ha dejado de quejarse sobre el presupuesto, la política agraria, el Parlamento Europeo y la normativa. ¿Por qué esa actitud? A principios de los años 50, los británicos consideraban que su país era una potencia mundial, no una nación europea de tamaño intermedio. Esto originó una visión de Europa como intercambio transaccional. La adhesión a la UE se concibe en términos de costes y beneficios. En la actualidad, el referéndum que probablemente se celebrará en 2016, ¿pondrá punto final a la discordia y contribuirá a que los británicos sean miembros más convencidos de la UE?

Gran Bretaña es por naturaleza y por inclinación política un país reacio a la idea de una Europa unida, y en este sentido es bastante diferente del resto de miembros de la Unión Europea. Los seis países fundadores (Francia, Alemania Occidental, Italia, Bélgica, los Países Bajos y Luxemburgo) crearon este club en la década de 1950 porque parecía la mejor forma de dejar atrás los recuerdos de una guerra que había dañado no solo a sus economías y a sus sociedades, sino también su fibra moral. La mayoría de los países que se unieron después, desde los mediterráneos hasta los de Europa central y del este, también consideraban que el proyecto europeo constituía una forma de escapar de su historia reciente, a menudo infeliz. Pero el sentimiento de Gran Bretaña era que la guerra había sido un periodo glorioso del cual ella había surgido como ganador en términos militares y morales. En este sentido, la guerra reforzó la creencia de los británicos de que seguían teniendo una función y una responsabilidad a nivel mundial, y además un gran imperio que dirigir. Por todos estos motivos, según la opinión de los británicos no había necesidad de retirarse a una posición únicamente europea.

El Reino Unido contempla la UE en términos pragmáticos y financieros, no como parte de su identidad y un apoyo para su seguridad, como otros miembros

Puede que al final estos sentimientos históricos resulten ser un error, pero siguen siendo importantes porque ponen de manifiesto la actitud de Gran Bretaña ante la UE incluso ahora. Casi todos los demás países miembros estiman la UE en términos emocionales y consideran que constituye una parte importante de su identidad y a menudo también un apoyo para su seguridad y su prosperidad. Gran Bretaña es diferente: contempla la UE en términos esencialmente pragmáticos y financieros. Si la pertenencia a la UE es deseable porque estimula el comercio y el empleo, fomenta el éxito de las compañías británicas y protege los intereses del sector de servicios financieros de la City de Londres, entonces los británicos la apoyarán. Pero si se convenciera a los ciudadanos británicos de que estas razones ya no son suficientemente importantes para ser miembros del club, no les importaría en absoluto dejar de pertenecer a él.

Esta opinión sobre Europa ayuda a explicar dos peculiaridades concretas de Gran Bretaña de las que carecen los otros países. La primera fue su decisión de no unirse a la CEE en la década de 1950. Se mantuvo deliberadamente al margen de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero cuando se creó en 1951 y de la Conferencia de Messina en la que se acordó en 1956 crear la CEE. Cuando el Gobierno británico decidió solicitar ser miembro de la CEE en 1961, Francia tenía un presidente, Charles de Gaulle, que desconfiaba de los británicos y estaba totalmente en contra de todo el sistema angloamericano. De Gaulle vetó dos intentos de Gran Bretaña de unirse a la CEE, y por ese motivo Gran Bretaña solo consiguió entrar en el club en 1973, después de la muerte de De Gaulle.

En 2015, Gran Bretaña es el único país que sigue debatiendo la cuestión de si para ella sería mejor abandonar la UE

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