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Respuesta:
Por qué el escándalo de la para-política ha generado una pelea entre costeños y cachacos?
Juan Gabriel Uribe: La para-política es un fenómeno regional que produce identidad y solidaridad regionales. Lo que está en juego es si en este momento las solidaridades regionales serán para el desmonte del paramilitarismo o para la defensa del paramilitarismo. Lo que están haciendo las instituciones centrales sirve para desactivarlo desde las propias regiones. No es un tema de Bogotá, es un tema de la Corte y de la Fiscalía.
Cecilia López: Sí, pero yo creo que aquí hay un poco de historia. La Costa tiene la percepción de que la elite bogotana se rumbea la cosa a costillas de los costeños. Y eso es cierto. La elite pasó por Valledupar, no pagó un peso, se hospedó en las casas de los vallenatos, a todos los que están enredados se les tomaron el whisky, se les comieron el chivo y muchos de ellos desde hace tiempo se quejaban de que cuando venían a Bogotá, no les ponían bolas. Y a eso súmale el tema del centralismo. Yo apoyo esa tesis y también muchos investigadores, de que la Costa no arranca es por el centralismo. Todo eso hace parte de un clima que ahora queda más exacerbado.
Juan Gabriel Uribe: Desde el punto de vista bogotano, hay varias formas de leer esto. Hay intelectuales que dicen que hay un triángulo entre el Valle, Antioquia y Bogotá, y que esas zonas son las que se han desarrollado, y el resto no. Pero otras versiones indican que hay realmente un eje Bogotá-Costa. Depende de la versión que uno tenga. Hay un debate sobre que ese eje solamente se rompió con la Constitución del 91. Pero en el caso de Cesar lo que hubo no es un problema bogotano, sino una crisis del algodón...
Cecilia López: Será de elites...
Juan Gabriel Uribe: No. Hubo un problema con el algodón que en un momento fue más importante que la cocaína, en cuanto a lo fructífero del negocio. Eso generó un boom social, y después vino la crisis. Los cultivadores del algodón, los hijos de esos cultivadores, son los que hoy tienen cultivando ilícitos en Vichada...
Armando Benedetti: No se puede hablar de este tema sin un pequeño contexto de lo que ha pasado en el último siglo con la Costa Caribe y con el interior. A mediados del siglo XX el país se volcó hacia el centro por el café. Se devaluaba el peso con base en el café, los subsidios se daban por el café, había Flota Mercante Grancolombiana para el café. Al país se le olvidó que existía el mar. En ningún plan de desarrollo ha existido la palabra mar como sujeto de desarrollo. Esto ayudó a que existiera una brecha entre la Costa Caribe y el interior porque el capital privado se concentró aquí en el centro. La Costa caribe quedó reducida a una cantidad de pueblecitos que no son sino tierra.
Cecilia López: ¡Eso es África!
Armando Benedetti: ¡No, qué va! África debe ser la Suiza para nosotros. Esos municipios son demasiado pobres. El gobierno nacional nunca canalizó empresa privada y viene entonces el problema del clientelismo y de algunas personas en la Costa que básicamente se dedicaban a hacer favores, como conectar teléfonos y poner agua y todo lo demás. Esos municipios se vuelven fortines políticos porque los municipios solamente viven de los contratos que les da la Alcaldía. El alcalde que gana se reparte el botín con su grupo de contratistas amigos. Y ahí es cuando viene la macartización fea de ustedes, cuando dicen "Ah, los costeños son unos bandidos, unos corruptos..."
Todos: ¿Como así que ustedes?
Armando Benedetti: Sí, sí... lo digo con cariño. El Inri ese que nos ponen ¡Ah, es que los costeños, les mandamos plata a la Costa, pero se la roban! Pero les insisto, la brecha ya estaba hecha. La para-política lo que hace es montar su estructura mafiosa sobre otra estructura política. Todos los que están implicados ahora, tuvieron una tradición política antes. No se trataba de 'hacer' un nuevo gobernador 'para', sino de comprar al gobernador que había.
Bernardo Alejandro Guerra: Yo llevo 40 años en el golfo de Morrosquillo: San Onofre, Tolú y Coveñas. Y allá 'Cadena' (jefe paramilitar) no hizo eso. La promesa de los paramilitares era llegar a cuidar ciertos sectores ganaderos con un proyecto político que, decían, acabaría con esas elites políticas que se habían robado todo. Pero siguieron mandando lanchas rápidas y esa era la economía que tenían: el narcotráfico. Así que terminaron traicionando a las comunidades. ¿Qué hicieron? Se aliaron. Y además de traficar, cogieron los dineros de la salud, de la educación y las regalías. Se quedaron con las administraciones municipales.
Armando Benedetti: A esto súmale que la elite alta de nosotros, hablo por Barranquilla, era una elite tonta...