Respuestas
Explicación:
Maltrato sutil: El niño empieza a sufrir las primeras “bromas”, con insultos o burlas hacia su persona. Para todos los testigos, e incluso para la propia víctima, todo parece un juego sin consecuencias.
Intensificación del maltrato: Los ataques aumentan en frecuencia, gravedad e intensidad. La víctima se da cuenta de que no es un juego y de que su acosador cuenta con un grupo de seguidores que le apoyan o de testigos que miran para otro lado. Las sensaciones de impotencia y soledad del niño se incrementan. A pesar de ello, en esta fase el niño todavía es capaz de convivir en el aula con su acosador.
Culpabilización: El niño no entiende por qué le está sucediendo todo esto y se culpa a sí mismo, colocándose claramente en el papel de víctima. Según los expertos, en esta fase es imprescindible detener el bullying y separar a la víctima del acosador, aunque para ello sea necesario cambiar al niño de centro escolar.
Daños psicológicos graves: El niño asume las acusaciones del acosador y su grupo. Empieza a pensar que merece las agresiones, que no vale la pena como persona, que todos los insultos y descalificaciones son verdad… Estos pensamientos acarrean graves consecuencias para la autoestima de la víctima y pueden generar trastornos de ansiedad y depresivos.
Explosión: El niño acosado no puede seguir resistiendo la presión a la que está sometido. En esta fase la victima puede tomar alguna de las siguientes “salidas”:
Enfermedad: El niño reacciona como en un caso de stress postraumático, generándose diferentes cuadros psicológicos como la depresión, los trastornos de ansiedad, la anorexia, la bulimia…
Ataque