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Respuesta:
En 1849 se inició la llegada de los culíes chinos, originada por la escasez de mano de obra en la agricultura debido a la abolición de la esclavitud por el Presidente Ramón Castilla.
Explicación:
De 1849 a 1854 llegaron al Perú 4.754 chinos según datos de Castro Mendoza. Cuando los barcos llegaban a los puertos, los contratos de los chinos eran traspasados a sus patrones, que generalmente era hacendados.
En 1851 los efectos en la agricultura se dejaron sentir con una mayor productividad lo que originó que cerca de 98 empresarios se dedicaran a este negocio. Esta nueva dinámica agrícola, gracias a la presencia china, favoreció en los primeros años solamente a un sector minoritario de los hacendados costeños.
En mayo de 1872. partió del Callao el barco peruano "Mariluz" con destino a Macao, con el objeto de traer 255 culíes para las haciendas del Norte. Debido a una tormenta, la mencionada nave fletada por Emilio Althaus sufrió una grave avería el 10 de julio de 1872, teniendo que efectuar una escala obligada en Yokohama, en territorio japonés. El trato para los culíes era inmisericorde, morían un tercio en el trayecto.
Nuestros asuntos en el Japón estaban en manos de la Legión Norteamericana. Por este motivo, el Encargado de Negocios Estadounidenses comunicó los hechos al Gobierno Peruano. El presidente Manuel Pardo decidió enviar una Misión Diplomática al mando del Comandante García y García. Este llegó con diez representantes a Yokohama y, el 3 de marzo de 1873, presentó en Edo (Tokio) sus credenciales al Emperador Meiji, llamado Ten Ho, el "Hijo del Cielo". A la presentación de las credenciales al Emperador se realizó un acto significativo en el puerto de Karuhue, donde por primera vez se izó la bandera peruana y se tocó el Himno Nacional en el Japón. Esta ceremonia tuvo su similar el 19 de octubre en el Callao, donde también se izó la bandera japonesa y se dejó escuchar el Himno Imperial del Japón.
Para el "impasse" del barco, se firmó un protocolo que sometía el mencionado problema al arbitraje del Zar de todas las Rusias, quien debía señalar si el Japón se excedió o no en la actitud adoptada. Las negociaciones tuvieron lugar en San Petersburgo. Nos representó el diplomático José Antonio Lavalle. Dos años después, en 1875, el Zar dio su fallo. Por razones humanitarias, el Japón había cumplido con liberar a los culíes. El Perú aceptó plenamente el fallo.