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Hoy, 17 de agosto, conmemoramos el aniversario número 166 del fallecimiento del general don José de San Martín, uno de los máximos próceres de nuestra nación y del continente americano. El Libertador nació en 1778, en nuestro territorio, cuando formaba parte del Virreinato del Río de la Plata, y a los seis años de edad se trasladó con su familia a España. Pasaron años hasta que retornó a la tierra que lo vio nacer. En 1812, José de San Martín arribó a Buenos Aires en un contexto de gran convulsión, donde nadie podía predecir lo que sucedería tanto en el Viejo Continente como en la América española.
Luego de la batalla de San Lorenzo, San Martín reemplazó a Manuel Belgrano como jefe del Ejército del Norte, en el que fuera el único encuentro de nuestros dos grandes próceres, que pasó a la historia como el Abrazo de Yatasto, orgullo del pueblo salteño, con el cual he tenido el honor de compartir la conmemoración de este hecho histórico.
En 1814, San Martín fue designado gobernador intendente de Cuyo y se instaló en Mendoza. Su tarea como administrador fue ejemplar y fundamental para la región: fomentó la educación, la industria y la agricultura, e impulsó reformas sanitarias de avanzada. También en el ejercicio de ese cargo hizo gala de la misma austeridad y honestidad que lo caracterizó toda su vida. Administraba con inteligencia y preparaba con ingenio todo lo necesario para hacer realidad la gesta libertadora
Explicación:Fue desde la Gobernación de Cuyo desde donde el general influyó de manera decisiva para que se declarara la independencia en el Congreso de Tucumán de 1816, y desde donde impulsó la creación del Ejército de los Andes y planificó la campaña para cruzar la cordillera y liberar a Chile, gesta que aún hoy se estudia en escuelas militares de todo el mundo, lo que evidencia su enorme capacidad como estratega. El año próximo se cumple el bicentenario de la gesta sanmartiniana y para el pueblo mendocino sería un honor recibir en el Campo Histórico El Plumerillo, Las Heras, a todas las autoridades nacionales para conmemorar tan importante suceso.
Luego de liberar a la nación hermana de Chile y de impulsar la declaración de la independencia en el Perú, San Martín cedió el mando de sus tropas a Simón Bolívar, después de la famosa entrevista de Guayaquil, en 1822. Demostró una vez más toda su grandeza al privilegiar el bien común sobre la aspiración personal, lo que fue una constante en su vida; ejemplo que debemos seguir todos quienes ejercemos responsabilidades públicas.
En 1824, marchó a Eropa para nunca más volver a la patria que lo vio nacer. Intentó regresar en 1829, pero la situación política interna lo hizo desistir, dado que, como él mismo señaló, nunca desenvainaría su espada para reprimir a sus compatriotas, lo que representa otra lección del padre de la patria.
Por último también esperamos con ansias que el proyecto de ley para que la Ruta Nacional n° 40, que une a todo el país de norte a sur, pase a llamarse Ruta Nacional n° 40 Libertador General Don José de San Martín sea aprobado pronto en la Cámara de Diputados, para de esa manera rendir un más que merecido homenaje a quien luchó por la liberación y la unidad de los pueblos.