• Asignatura: Castellano
  • Autor: Anónimo
  • hace 6 años

como contribuyen las diez reglas de oro a la sana convivencia

Respuestas

Respuesta dada por: jaqueaguilar2004
4

Respuesta:

1- ¿Has llegado?Saluda

2- ¿Te vas?Despídete

3- ¿Te han hecho un favor?Da las gracias

4- ¿Te han hablado?Responde

5- ¿No es tuyo?Pide permiso

6- ¿Tienes?Comparte

7- ¿No tienes?No envidies

8- ¿Te has equivocado?Discúlpate

9- ¿Te están hablando?Escucha

10 - ¿Te lo han prestado? Devuélvelo

Regla de oro o ley de oro[1] son denominaciones para un principio moral general que puede expresarse: «trata a los demás como querrías que te trataran a ti» (en su forma positiva) o «no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti» (en su forma negativa, en esta forma también conocida como regla de plata). No consiste en la afirmación de determinadas conductas o en la imposición de valores afirmativos o positivos, como sucede en las doctrinas dogmáticas, sino que preconiza una dinámica de relaciones intersubjetivas basada en el sentido común y en el principio de no agresión.

Se encuentra bajo distintas formulaciones en prácticamente todas las culturas, filosofías y religiones, como una regla fundamental —la referencia al oro se hizo por su consideración como el más precioso de los metales—. Su universalidad[2] sugiere que puede estar relacionada con aspectos innatos de la naturaleza humana.[3] Quien la aplique tratará con consideración[4] a todos los seres humanos, y no solo a miembros de su grupo. Se considera a la regla de oro el punto de partida para la reflexión teórica y el proceso histórico que condujo a la formulación de los derechos humanos;[5] aunque identificar ambos conceptos es anacrónico.[6]

La primera enunciación escrita de la regla de oro se encuentra en un texto narrativo del Imperio Medio egipcio llamado Historia del campesino elocuente. En el griego Epicuro la regla de oro se entiende como ética de la reciprocidad:[7] minimizar el daño, de los pocos y de los muchos, para así maximizar la felicidad de todos. También podemos encontrar esta idea en el evangelio según Marcos 12, 28b-34, donde Jesús dice: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo».

John Locke propuso los derechos a «la vida, la libertad y la propiedad». Para Locke, el propio cuerpo es parte de los bienes de un hombre y, por tanto, sobre él se ejerce un derecho a la propiedad que teóricamente garantiza la seguridad de las personas al igual que la de sus posesiones. Posteriormente, este concepto fue recogido por la Ilustración y el pensamiento democrático posterior a la Revolución francesa —utilitarismo de Jeremy Bentham y John Stuart Mill—. George Bernard Shaw (1898) estableció una evidente precaución a la aplicación de la regla de oro en sentido activo o positivo: «no hagas a otros lo que quisieras que te hagan a ti. Sus gustos pueden no ser los mismos».[8]El filósofo alemán Hans Reiner (1896-1991) distinguía diferentes formulaciones de la regla de oro: la regla de empatía, que parte de nuestros deseos o temores («lo que tú mismo temas, no lo hagas a los demás, lo que deseas para ti, hazlo a los demás»), y la regla de la equidad, que parte de nuestros juicios de valor («lo que reprochas a otros, no lo hagas tú mismo; debes actuar como juzgas que los demás deben hacerlo»). Thomas Nagel (1970) propuso repensar el altruismo de forma objetiva sobre la base de la ética de la reciprocidad.[9] En los años 1990, Enno Winkler desarrolló un código de ética universal,[10] en el que la regla de oro está incluido como un mandamiento para las relaciones interpersonales en ausencia de empatía: «¡Respeta al otro como a ti mismo!».

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