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Respuesta:
Explicación:El pueblo de Dios, en el sufrimiento, confiesan y lamentan sus pecados, ser dueño de sí mismos indignos de su misericordia. El pecado es esa cosa abominable que Jehová aborrece. Nuestros actos, sean las que parecen ser, si pensamos que el mérito por ellos en la mano de Dios, son como trapos, y no nos cubra; trapos de inmundicia, y que aunque nos contaminará. Incluso nuestros pocas buenas obras en las que existe una auténtica excelencia, como frutos del Espíritu, son tan defectuoso y contaminado como hecha por nosotros, que tienen que ser lavados en la fuente abierta para el pecado y la inmundicia. Es un mal presagio cuando la oración se mantiene la espalda. Orar, es por la fe de apoderarse de las promesas que el Señor ha hecho, por su buena voluntad para con nosotros y para abogar ellos; a apoderarse de él, sinceramente rogándole que no nos deja; o solicitar su devolución. Trajeron sus problemas a sí mismos por su propia locura. Los pecadores son expulsadas, y luego llevados por el viento de su propia iniquidad; se marchita y luego las ruinas. Cuando hicieron a sí mismos como una cosa inmunda, no es de extrañar que Dios los detestaba. Tonto y descuidado como a nosotros, pobres y despreciados, y aún así tú eres nuestro Padre. Es la ira de un padre que estamos bajo, que será reconciliada; y el relieve nuestro caso requiere sólo se espera de él. Se refieren a sí mismos a Dios. Ellos no dicen: Señor, nos reprenda, no, para que pueda ser necesario; pero, no en tu disgusto. Declaran su condición lamentable. Vea lo que el pecado trae la ruina a un pueblo; y una profesión externa de la santidad no será una defensa contra ella. El pueblo de Dios presumen de no decirle lo que él dirá, pero su oración es: Habla por el consuelo y alivio de tu pueblo. ¡Cuán pocos invocan al Señor con todo su corazón, o revolver sí mismos para unirnos a él! Dios puede retrasar por un tiempo para responder a nuestras oraciones, pero él, al final, contestar los que invocan su nombre y esperan en su misericordia.
Respuesta:Pero tú, Señor, eres nuestro padre,
nosotros el barro y tú el alfarero;
todos somos obra de tus manos
Explicación:
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