• Asignatura: Religión
  • Autor: gjuandavid117
  • hace 6 años

qué lugar debe ocupar la información espiritual en la formación de un hijo​

Respuestas

Respuesta dada por: armidasaunesaavedra
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Respuesta:

Todos los niños y niñas tienen una espiritualidad inherente que debe considerarse en una aproximación hacia sus necesidades del desarrollo, y en la búsqueda de su felicidad.  

Todos los niños y niñas tienen una espiritualidad inherente que debe considerarse en una aproximación hacia sus necesidades del desarrollo, y en la búsqueda de su felicidad en el contexto de:

Sentido de la vida.

Amor por los demás.

Espiritualidad y niñez

La opción de educar espiritualmente a un niño o una niña es una tarea fascinante para los padres y los demás puericultores, y, aunque no existen fórmulas universales para el cultivo espiritual, hay algunas orientaciones reflexivas que pueden ayudar mucho en este empeño.

El espíritu de un niño es espontáneo y único.

Con su inocencia, los niños pueden recordarnos una espiritualidad que es sencilla y muy original, y con su bondad, nos evocan creencias y valores esenciales.

Algunas actitudes parentales que pueden promover la espiritualidad en los niños en concepto de David Heller, un experto en esta temática, son:

Demostrar interés en la vida de los hijos. Esto significa que para crear un clima espiritual los padres deben dedicar tiempo y convertirse en oyentes auténticos, donde el niño sea tenido en cuenta como interlocutor válido, de acuerdo con la etapa de desarrollo en que se encuentre; este debe sentirse importante para sus padres y las personas que lo rodean, generándose así un buen nivel de autoestima, principal meta de su desarrollo.

Fomento y promoción de valores. Como camino hacia el crecimiento como persona, su adquisición se da dentro de un proceso escalonado, dependiendo de la edad, la motivación y la familia; los niños van interiorizando los valores a través de ejemplos, acciones y actitudes, más que en las solas palabras de sus padres, maestros y otros adultos significativos.

Otros influjos.

Cuándo y cómo iniciar la formación espiritual en la niñez

El inicio de la formación espiritual es muy discutido; algunos autores relacionan la adquisición de la formación espiritual con el nivel cognitivo del niño. Se sabe que nunca es demasiado temprano, inclusive desde los idearios afectivos preconcepcionales, desde que los padres empiezan a soñar o a prepararse para concebir un hijo. Durante la gestación, ciertas actitudes como ponerle las manos sobre el vientre, hablarle, decirle que se le ama, son señales de bienvenida para la formación de la autoconfianza que le servirá una vez nazca y para toda la vida.

En el recién nacido, la presencia activa, el acompañamiento y los cuidados higiénicos, el amamantamiento y el juego, entre otros, le brindarán seguridad y confianza básica; los niños desde muy pequeños son sensibles a su entorno, saben si se les levanta con ternura o con desdén, y, antes de aprender el lenguaje, saben si las voces o las miradas son amables, amistosas, bruscas o indiferentes.

En los preescolares, el acompañamiento de los padres o adultos significativos como modelos o ejemplos por seguir es muy importante, fundamentado en el ser y en el hacer, más que en el decir, pues el ejemplo arrastra, y, como afirma San Agustín: “Cantemos una nueva canción, pero no con nuestros labios, sino con nuestras vidas”.

En los escolares, por tener estos un mayor desarrollo cognitivo, empiezan ya a creer en algo que no ven, es decir, son más abstractos en su manera de pensar sobre la existencia de un ser superior.

Los adolescentes empiezan a cuestionar todo, inclusive la formación con la que fueron criados, viven la espiritualidad a su manera como una forma de búsqueda en la consolidación de su identidad, de su imagen y reconocimiento ante sus pares, y suelen presentar crisis de tipo espiritual o religioso que pueden ir desde el ateísmo más intransigente hasta el misticismo más fervoroso.

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