• Asignatura: Religión
  • Autor: dickelpapi10
  • hace 6 años

Siempre se afirma que Cristo Nos hace libres de qué Y cómo se realiza esta libertad

Respuestas

Respuesta dada por: camilaloayz20
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Respuesta:

He querido hablar en esta última plática sobre la libertad, y he puesto como punto de referencia esta exhortación, yo diría que casi imperativo, de San Pablo al comienzo del capítulo 5, en su carta a los cristianos de Galacia.

1 Para ser libres nos ha liberado Cristo. (Ga 5)

Luego también en el versículo 13 dice:

13 Vosotros, hermanos, habéis sido llamados a la libertad (Ga 5)

Son dos expresiones de San Pablo muy imperativas. Y en este punto, la centralidad está en el Crucificado-Resucitado. Todo lo que Pablo dice, vive, enseña y predica, converge en ese punto central: Cristo crucificado y resucitado. Lo hemos visto hablando de todos los temas, y también en este.

Porque acabaremos considerando desde Pablo cómo la cruz es el paradigma de la libertad. A eso tenemos que llegar.

Un primer punto sería que para San Pablo, la nueva condición del cristiano es la libertad. Para la libertad nos ha liberado Cristo. Hemos sido llamados a la libertad. Es como una vocación. Hemos sido vocacionados a la libertad. Es mi vocación, mi nueva condición de cristiano.

Incluso San Pablo lo quiere dejar tan claro que hace como un juego de palabras, como que reduplica la palabra libertad: ‘para ser libres nos libertó’.

Para la libertad nos ha liberado Cristo. Quiere hacernos ver que la libertad no es un medio, ni es un estilo, que acompaña la vida. Como nos acompañan en los platos la ensalda o las patatas… Sino que es un fin. Y además habla de la libertad sin determinaciones ulteriores. La libertad como tal es el fin. Tiene categoría de fin. Es la nueva condición del cristiano. Es nuestra llamada. Nuestra vocación. Y es un don de Cristo: quien nos libertó es Cristo. Hemos sido llamados a la libertad por Cristo. Es Él el que nos ha liberado. Es un don de Cristo. Pero no debe ser un don fácil de vivir, porque cuando luego dice:

Manteneos, pues, firmes y no os dejéis oprimir nuevamente bajo el yugo de la esclavitud. (Ga 5)

está significando que quizá los gálatas ya recordaban la enseñanza de San Pablo, pero se habían olvidado de las consecuencias de esta enseñanza de San Pablo sobre la libertad. Y habían recaído otra vez en la esclavitud. Por eso dice: ‘manteneos firmes’.

* ¿Cuáles serían las opresiones, las inercias y las esclavitudes que nos podrían hacer perder nuestra condición de hombres libres por ser cristianos? Pues la raíz en San Pablo de todas estas esclavitudes que nos podrían oprimir de nuevo, es el yo y las obras: partir de mí mismo y de mis obras. Partir del cumplimiento de la Ley. No soy yo ni mis obras lo que me hacen libre, lo que me salva. Estamos en lo de siempre: es el don de la fe recibido por Cristo. La fe que nos salva. Creer que estoy justificado por las obras.

Explicación:

Habéis roto con Cristo todos cuantos buscáis la justicia en la ley. Habéis caído en desgracia. (Ga 5)

Porque es la gracia, don de Dios en Cristo, la que nos salva, la que nos libera; no son nuestras obras. Es el planteamiento ascendente o descendente. Mirar nuestra vida de relación con Cristo, o nuestra vida de relación con el Padre, o bien desde abajo, como algo que yo conquisto; o desde arriba, como algo que yo recibo. Parece que es lo mismo. Pero la óptica es tan distinta que en un caso llegamos, y en el otro rompemos con Cristo, y nos ponemos nosotros por delante.

* Otro peligro engañoso, que puede traicionar esta verdad, después de esta dicha de las obras y de mí mismo, es lo que señala en el 13:

pero no toméis de esa libertad pretexto para la carne; antes al contrario, servíos unos a otros por amor. (Ga 5, 13)

Esta es la segunda tentación que puede oprimirnos de nuevo y perder así nuestra condición de libres, conseguida por Cristo. Es la segunda forma de esclavitud. El “pretexto” significa la excusa, la tentación, la incitación al egoísmo: a que yo me erija como medida de mi libertad. Como raíz de mi libertad. Y esto puede conducir a dos caminos: al camino de lo que me apetece, lo que me gusta; o la otra, que es que yo busco mi autocontrol, yo busco mi autodominio, yo busco mi plena posesión de mí mismo, que sería la postura un poco estoica, autocontrol, autodominio, posesión de sí. Pero en definitiva, con estos planteamientos uno se está poniendo a sí mismo como medida.

Y no es así. La libertad es comunicativa. La libertad es expansiva. La medida de la libertad no está en mí mismo, ni en el control que yo ponga o no ponga en mi vida, sino que está en relación con.   La libertad se realiza en y con el don de sí mismo. Por eso dice: ‘no toméis de esa libertad pretexto para la carne’. Y añade ‘antes al contrario, servíos por amor los unos a los otros’.

Ya vemos que la libertad se realiza en el don de sí. No es dominio de sí. No es posesión de sí. Por estoica y equilibrada que parezca. (Aunque no es este el tema en nuestro mundo de hoy, sino más bien el otro, el del descontrol y la “disbauxa”).

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