• Asignatura: Religión
  • Autor: zaragb7
  • hace 7 años

UNA COMUNIDAD PARA VIVIR LA FE, LA CARIDAD, LA COMUNIÓN Y UNA VIDA JUNTO A JESÚS. Millones de católicos en todo el mundo viven el Amor de Dios y predican la Buena Noticia, lo que les lleva a reconocer en el prójimo el rostro de Cristo, de manera particular, en los más necesitados y a desarrollar una enorme labor (social, educativa, asistencia.) que repercute en beneficio de la sociedad. Una tarea para la que se necesitan manos, y también colaboración económica. En la actualidad, la Iglesia Católica se divide territorialmente en diócesis, «Donde se encuentra y opera verdaderamente la Iglesia de Cristo» (Concilio Vaticano II). Las diócesis están divididas en Parroquias, compuestas por cientos de personas que viven en comunión con la Iglesia y trabajan para hacer el bien a sus semejantes. Debemos descubrir y transmitir el gozo de sabernos y sentirnos miembros de una Iglesia que es comunidad de fe, esperanza y caridad. Nuestro trabajo como cristianos debe ser: Vivir la comunión y crecer en ella. Para que todos descubran que es en la Iglesia donde se puede vivir, la posada preparada para los pobres, el auténtico sacramento de unidad de los hombres con Dios y entre sí. Es urgente crear un espíritu de comunión. Hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión. La plenitud y el vigor de la fe demandan comunión. Antes que nada, la fe es participación viva en la fe de la Iglesia. El desencanto y la desesperanza son rasgos preocupantes del mundo actual. Pero sin esperanza auténtica los hombres no podemos vivir una vida verdaderamente humana. A veces los humanos se sienten tentados a dudar de su fe en Cristo como único salvador de los hombres y del mundo. Es urgente la comunión en la esperanza de la Iglesia: la esperanza en la resurrección y la vida eterna. Nos toca vivir en un mundo tecnificado, terriblemente frío, donde es difícil experimentar unas relaciones humanas cálidas. Para muchos es en la Iglesia, donde encontramos el calor humano que nos ha traído la presencia de Dios en nuestro mundo. Dentro de la Iglesia, caminando unos junto a otros, congregados por la misma fe, alentados por la misma esperanza y viviendo el mismo amor, recibimos la fuerza para vivir serena, gozosa y fraternalmente. En nuestra parroquia, en nuestra diócesis, podemos encontrar un verdadero oasis dentro del desierto de nuestro mundo. La Iglesia, a través de sus hijos e hijas, repite en la historia los gestos de misericordia de su Señor y Maestro: Ella acoge y protege a los pobres y a los marginados. Trabaja por la conversión de los pecadores. Se ocupa de los enfermos. Defiende a los pequeños y a los débiles. Enseña a perdonar y a amar a los enemigos. Anuncia la misericordia divina sobre la humanidad. Intercede por todos. Cristo y la Iglesia son inseparables. La Iglesia es Jesús hoy, en medio de nuestras calles y plazas. En el seno de la Madre Iglesia compartimos la misma fe. No es metáfora sino hermosa realidad que a la vida de hijos de Dios nacemos de María y por obra del Espíritu Santo en el seno de la Iglesia. La Iglesia es verdaderamente nuestra Madre. Por eso nos ayuda a crecer en la fe y nos educa como cristianos. Por eso amamos a la Iglesia con cariño de hijos y hablamos de ella desde el amor que le profesamos. La reconocemos santa por ser hechura de Dios, aunque con defectos y pecados por albergar pecadores en su seno mientras peregrina por la tierra. En la Iglesia recibimos el mandamiento nuevo, el mandamiento del amor: «Amaos unos a otros —dice Jesús— como yo os he amado» (Juán 13, 34) Sintiéndonos amados incondicionalmente por Dios Padre, amamos con el amor que Dios ha puesto en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo. No amamos a los demás con nuestro propio amor, pequeño y nunca del todo desinteresado, sino que tratamos de amar a todos, especialmente a los más débiles, con el amor inmenso de Dios. Rigurosamente hablando, sólo en Dios ponemos nuestra esperanza. Pero en la Iglesia encontramos un vigor que no le viene de sí misma, sino del Señor crucificado. A pesar de sus elementos viejos y caducos, hay en ella una novedad que le viene de la vida nueva del Resucitado. La Iglesia cuenta con un Evangelio que no la deja descansar, la despierta de su adormecimiento y la hace trabajar diariamente por el Reino de Dios. DE ESTE TEXTO DEBEN RESPONDER LAS PREGUNTAS 6. ¿De qué manera se vive en la Iglesia la caridad? 7. ¿De qué manera se vive en la Iglesia la fe? 8. ¿De qué manera se vive en la Iglesia la comunión?


zaragb7: AYUDAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Respuestas

Respuesta dada por: gennarylaiza
11

Respuesta:

es demasiado estudia mejor entiendes v:)

gracias

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Respuesta dada por: bbbbgfv
2

Respuesta:

concuerdo con el de arribba demasiado

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