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Respuesta:
Jesús sigue con el discurso escatológico pero en lenguaje apocalíptico, así: «“Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación. Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que estén en medio de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no entren en ella; porque éstos son días de venganza, y se cumplirá todo cuanto está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Habrá, en efecto, una gran calamidad sobre la tierra, y Cólera contra este pueblo; y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles. Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación.”» Jesús presenta otras dos señales más: La séptima: La destrucción de Jerusalén. Para los judíos era la Ciudad Eterna pero Jesús es claro en manifestar que será cercada por ejércitos y vendrá su desolación. Entonces, quienes estén en Judea deben huir a los montes, quienes estén en medio de la ciudad alejarse de ella; y, quienes estén en los campos no deben entrar a ella; pues serán días de venganza, donde se cumplirá todo cuanto está escrito. Y agrega Jesús, ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días!, porque habrá gran calamidad sobre la tierra y cólera contra este pueblo. Caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las Naciones y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que el tiempo de los gentiles su cumpla. La octava señal: Cambios en la creación. Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de la gente, trastornada por el estruendo del mar y de las olas. Los hombres se quedarán sin aliento por el terror y la ansiedad ante las cosas que caerán sobre el mundo, porque las fuerzas de los cielos tambalearán. Ahí sí, entonces, será la segunda venida del Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Momento en el cual se debe subir el ánimo y levantar la cabeza porque se acerca el momento de la liberación. Estas palabras de Jesús denotan que Dios es el Señor y dueño de la historia y de los acontecimientos; por tanto, el discípulo de Jesús está llamado a trabajar por el bien de la humanidad, llevando a cabo la misión que el mismo Cristo inició y que encomendó a todo aquel que le siga, para lo cual debe ser consciente que la Gloria de la Resurrección se da por el paso del sufrimiento y la Cruz, y aquella será el premio que dará Jesús Resucitado y Triunfante cuando regrese vestido de Gloria y Majestad. Al leer estas palabras, se quisiera saberse el momento exacto de la liberación pero lo que importa en verdad, es ¿Cómo estar preparado?, pues claramente se ve que serán momentos de angustia y de prueba, dónde la única roca firme de donde sujetarse será la esperanza en Dios. Por eso, cabe interpelarse: ¿Como discípulo de Jesús, estoy cumpliendo la tarea encomendada por Él? ¿Estoy siendo vigilante y perseverante para alcanzar la Vida Eterna? ¿Confió plenamente en Dios, Señor de la historia y los acontecimientos? ¿Tengo que esperar a que vengan signos en el cielo? ¿No será mejor estar preparados desde ahora? Nótese que aunque en el final de los tiempos habrá persecuciones y un gran sufrimiento, también existen sufrimientos que se afrontan en el día con día, pequeñas pruebas que van removiendo las seguridades pasajeras y ayudan a poner, de forma real y verdadera, la esperanza sólo en Dios. No siempre lo alaban a uno por lo que hace, aunque se tuviera una buena intención; no siempre las cosas funcionan como se habían planeado o esperado pero se debe tener en claro que Dios nunca falla, ¡nunca! Y cuando se comienza a ver que en la vida las seguridades se empiezan a derrumbar una a una, es el momento para levantar la cabeza y estar atentos, pues el Señor se acerca para liberar, toda vez que Él es un Padre que nunca abandona a sus hijos. Entonces, lo importante es estar unido a Dios, y esto significa que uno confía plenamente en Él. Ojalá algún día Jesús nos dijera cómo a santa Faustina: “(189) Una vez el Señor me dijo: “¿Por qué tienes miedo y tiemblas cuando estás unida a Mí? No me agrada el alma que se deja llevar por inútiles temores. ¿Quién se atreve a tocarte cuando estás Conmigo? El alma mas querida para Mí es la que cree fuertemente en mi bondad y la que me tiene confianza plenamente; le ofrezco mi confianza y le doy todo lo que pide.””