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Denominamos gobierno a la forma de conducción política, económica y social que se erige como predominante en un Estado específico. Es el poder del Estado en el cual se concentran determinadas facultades, aunque éstas diferirán de acuerdo a como estén distribuidos los poderes estatales, lo cual mucho se conecta con cuál es la forma de gobierno actual en dicho Estado.
Por ejemplo, en la actualidad la mayoría de los países se organizan bajo la forma representativa, que a la vez está ligada a lo que llamamos democracia. En este modelo, el Pueblo elige a sus representantes, mediante el voto (generalmente, obligatorio y secreto) y las autoridades electas son ni más ni menos que el reflejo de la decisión popular. Los poderes del Estado son tres: el poder Ejecutivo, conformado por el Presidente y por su gabinete ministros y secretarios; el poder Legislativo, conformado por senadores y diputados; y el poder Judicial, que tiene autonomía respecto de los otros anteriores, y está conformado por todos los jueces y fiscales de las diferentes cámaras y juzgados de todo el territorio de una nación.
Otra forma de gobierno es la llamada “de facto”, que en América Latina estuvieron encabezadas por las fuerzas armadas-militares. Éstos gobiernos no son elegidos por el Pueblo, y por eso adoptan este nombre (de facto) puesto que su legitimidad es impuesta mediante la coerción social. Desde los ’60 y hasta los ’80 en diferentes países latinoamericanos (Brasil, Argentina, Chile) fue la forma de gobierno predominante, aunque como decíamos impuesta. En estos casos, el poder legislativo queda totalmente anulado, pues el gobierno de facto se expresa y se organiza mediante decretos que ellos mismos regulan y autorizan su legalidad. El poder judicial también queda relegado, puesto que pocos son los derechos constitucionales que se le reconocen a los individuos, y por esto todo lo referido a lo judicial se vuelve obsoleto.
Una forma gubernamental que fue predominante en los países europeos hasta los siglos XVIII y XIX fue la aristocracia. Es decir, el gobierno era ejercido por dinastías de familias que se denominaban “reales”: reyes, reinas, príncipes, princesas (condes, duques, etc). La sucesión de la autoridad mayor pertenecía al sucesor/a en el linaje de sangre, pero nunca se establecía por fuera de ese círculo aristocrático. En países como España, el Reino Unido u Holanda, aún hoy existen familias reales que, si bien han reducido su influencia y su poder, porque en estos países los gobiernos se eligen democráticamente, todavía tienen parte de poder en algún sector del gobierno y su voz tiene un fuerte peso en la toma de decisiones y en la opinión pública.
Por último, citaremos al gobierno comunista, que a diferencia de la democracia, tampoco las autoridades son electas por el Pueblo, si no que están ligadas a la sucesión impuesta. Casos ejemplos son la actual Cuba o China. Un caso anterior y devenido en fracaso, fue la Unión de la República Socialista Soviética que vio su fin en el año 1990, luego de la caída del muro de Berlín y de lo que se llamó “el triunfo del capitalismo”.