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A propósito de la eterna presencia de la enfermedad, la vejez y la muerte en la filosofía, la mitología y la cultura son las dos imágenes que anteceden a este texto. Una, la litografía del periodo medieval, trata el tema de la danza de la muerte realizada al rededor 1493 y la otra, el afiche de 1919 caracteriza la danza, quizás más personal, con la probabilidad constante, la de fallecer. Para ilustrar estas ideas en el campo de la filosofía y la religión son las siguientes citas.
El joven príncipe Gautama Sākyamūni, el Futuro Buddha, había sido protegido por su padre de todo conocimiento de la vejez, enfermedad, de la muerte y del monacato, pues había sido profetizado a su nacimiento que sería el emperador del mundo o un Buddha. El rey, prejuiciado a favor de la vocación real, dio a su hijo tres palacios y cuarenta mil bailarinas para conservar su mente apegada al mundo. Pero esto sólo sirvió para adelantar lo inevitable, porque cuando era relativamente joven, su juventud consumió todos los campos de los goces carnales y maduró para la otra experiencia…
Cierto día el Futuro Buddha deseó ir al parque y le dijo a su cochero que alistara la carroza. El hombre trajo una carroza elegante y suntuosa y después de adornarla ricamente, colocó en los arneses cuatro hermosos caballos… “El momento de la iluminación del príncipe Siddhartha se acerca — pensaron los dioses — , debemos hacerle una señal”, y convirtieron a uno de ellos [los caballos] en un anciano decrépito, con los dientes rotos, el cabello gris, el cuerpo torcido e inclinado, que apoyaba en un bastón y temblaba, y se lo mostraron al Futuro Buddha, pero de forma que sólo él y el cochero pudieran verlo.
Entonces el Futuro Buddha dijo a su cochero “amigo, dime quién es ese hombre. Ni siquiera su pelo es como el de los otros hombres”.
Y cuando oyó la respuesta, dijo: “Vergüenza de nacer, si todo aquel que ha nacido ha de hacerse viejo”. Y con el corazón agitado regresó y ascendió a su palacio.
“¿Por qué ha regresado mi hijo tan pronto?”, preguntó el rey. “Señor, ha visto a un viejo –fue la respuesta — , y porque lo ha visto quiere retirarse del mundo.” “¿Quieres matarme, que dices esas cosas? Que preparen inmediatamente unas representaciones para que las vea mi hijo. Si podemos lograr que disfrute del placer dejará de pensar en retirarse del mundo”…
Otro día, que el futuro Buddha deseó ir al parque, vio a un hombre enfermo que los dioses le habían enviado y habiendo hecho la misma pregunta, regresó con el corazón agitado y ascendió a su palacio.
Explicación: :)