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Jaime un niño de 11 años vive en el campo con su papa que por problemas economicos tiene que irse a vivir al extranjero. En el momento en el que estan dejando a su papa en el aeropuerto de una gran ciudad, Jaime huye hasta encontrarse con una chica llamada la Flaca la cual vende chocolates en las calles, Jaime le pide trabajar con ella y ella le dice que primero tienen que preguntarle a la tia Meche la jefa de todo, la tia Meche accede y hasta le da un trabajo especial, que tiempo despues le contara. En la venta de dulces no solo estan ellos tambien ahi otros niños: Bota-la-Pepa no puede hablar y se cree que se le atoro una pepa en la garganta, El negro Jose, la Canguro por que salta muy alto, Pan quemado por que haciendo malabares con fuego se quemo media cara y tambien es importante en la historia el Calzon tierno que es el que supervisa que los niños cumplan con las ventas,Jaime estaba triste porque recordaba lo que había pasado y no sabia si volver a casa,con su tía,o quedarse en la calle con la flaca, porque se pasaba mucho mas tiempo en la calle con la flaca y con pan quemado,era verdad de llamarlos"DESECHABLES", ya que la sociedad los rechazaba. Ademas,así era la vida:unos morían antes y otros vivan mas,unos daban y otros recibían. Pues se "SUPONIA" que los ricos debían dar,pero en este caso los pobres daban o como decían la mujer donaban, tampoco podían dormir bien ,ya que escuchaban la respiración de otros niños, pero el muchacho reconoció la voz de canguro. Cuando Jaime se acostó en el sillón del bus recordó como había sido su vida en el campo tan diferente de los niños abandonados,cuando se bajaron la niña vio el cambio de humor que había en el muchacho,en la calzada había unas latas de cervezas vacías cogio una y las patio con fuerza ha Jaime y le paso entre los pies del niño y la niña se alegro y dijo Gol,Gol,Golazo.
Ellos fueron y le preguntaron al profesor que si el tenia secretos,el profesor le dijo que el nunca tendrá secretos que ella lo había contratado porque necesitaban la firma de un profesor que falsificara unos títulos universitarios,y que el profesor estaba dispuesto a jurar que la tía meche era una BRUJA a quien solo le faltaba la escoba y el caldero enorme lleno de sapos y culebras.La flaca se callo al recordar de pronto un trato con la tía meche y lo que tenia que decirle a Jaime,la flaca le dijo a Jaime que la tía meche le dijo que ella ya le tenia el trabajo acordado que era un poco chistoso pero le iban a pagar bien.
Unos capítulos después ellos tendrán un hijo barón porque las niñas eran un poco complicadas y difíciles de entender y que cuando fuera de noche saldría a jugar en la ciudadAl pasar el tiempo a la Flaca y a Futre los llaman para un trabajo especial que al final la Flaca se escapa y se van a un lugar como un orfanato, o como la carcel de los curitas, los cuales llaman a la policía arrestan a la tía Meche y al Calzón tierno lo matan.
Ellos fueron y le preguntaron al profesor que si el tenia secretos,el profesor le dijo que el nunca tendrá secretos que ella lo había contratado porque necesitaban la firma de un profesor que falsificara unos títulos universitarios,y que el profesor estaba dispuesto a jurar que la tía meche era una BRUJA a quien solo le faltaba la escoba y el caldero enorme lleno de sapos y culebras.La flaca se callo al recordar de pronto un trato con la tía meche y lo que tenia que decirle a Jaime,la flaca le dijo a Jaime que la tía meche le dijo que ella ya le tenia el trabajo acordado que era un poco chistoso pero le iban a pagar bien.
Unos capítulos después ellos tendrán un hijo barón porque las niñas eran un poco complicadas y difíciles de entender y que cuando fuera de noche saldría a jugar en la ciudadAl pasar el tiempo a la Flaca y a Futre los llaman para un trabajo especial que al final la Flaca se escapa y se van a un lugar como un orfanato, o como la carcel de los curitas, los cuales llaman a la policía arrestan a la tía Meche y al Calzón tierno lo matan.
anathainaynoa31:
gracias pero no era la respuesta que estaba buscando era del capitulo 7
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1
En la mitad de la nueva novela infantil de Edna Iturrald, una niña indigente de más o menos 12 años, llamada La Flaca, le cuenta a su compañero de ventas callejeras uno de los episodios de su vida: "Cuando estaba en el albergue, es decir, en la 'cárcel' de los curitas, nos hacían cantar todo el tiempo. Eso sí me gustaba y también que a veces venía una señora a contarnos cuentos".
Esa suerte de presencia accidental de la señora que 'cuenta cuentos' parece ser uno de los escasos recuerdos que dulcifican la memoria de una niña cuya vida ha sido toda tragedia. Y parece también la secreta intención que ha empujado la pluma de Iturralde a través de las 126 páginas de la breve narración.
Parece como si la autora buscara convertirse en una presencia maternal para los niños de la calle que, según cuenta, le sirvieron de molde para imaginar sus personajes. Esa inquietud emotiva dicta los renglones por donde transcurre la ficción. Y tan profundo el influjo de su tierna idealización que incluso invade el terreno de la verosimilitud de los mismos personajes. Pues es difícil pensar que un lector, y más aún un lector joven (de los más difíciles de conquistar), pueda creerse que un niña de la calle pueda decir ni en su mejor momento de inspiración: "¡No lo mires de frente! (...) Mejor me pongo a trabajar. Si no cumplo con la venta, me va a castigar. Mira, siéntate allí debajo (...) y espera a que el 'Calzón Tierno' se marche a controlar cómo van las ventas en la otra calle. Luego hablamos". O que un niño campesino llegado a la ciudad, apenas bautizado por su 'buen aspecto' como el 'Futre' diga en tono de confusión: "¿Cómo me has llamado?" A menos que se trate de un niño español. Y hay otros ejemplos.
Según Iturralde, la novela nació de la necesidad de presentar a los niños de la calle frente a los ojos de una sociedad indiferente y ciega. Solo que la literatura, a pesar de sus buenas intenciones, puede ser igual de indiferente que la sociedad. Una ficción en primer lugar tiene que comprometerse en ser buena literatura y luego buscar otros compromisos.
Sin embargo, en varios tramos, las palabras logran efectos emotivos luminosos propios del género infantil y recuerdan a la narradora que ha conseguido varios premios internacionales. Este por ejemplo: "Las sienes le latían como si el corazón se le hubiera trepado a la cabeza y sintió náuseas", o este otro: "¿No qusieras poder volar, 'Futre'?- Él asintió con la cabeza. -Yo también. Volaría a las estrellas y me detendría sobre la Luna... estoy segura de que la Luna no quema los pies- razonó pensativa".
Sea como sea, estos seres despojados y tenaces que en la realidad pueblan la noche quiteña y que se agrupan en la imaginación naif de la sociedad bajo el nombre de 'niños de la calle' llegaron a la novela de Iturralde, como ella ha dicho, solo como un molde.
Esa suerte de presencia accidental de la señora que 'cuenta cuentos' parece ser uno de los escasos recuerdos que dulcifican la memoria de una niña cuya vida ha sido toda tragedia. Y parece también la secreta intención que ha empujado la pluma de Iturralde a través de las 126 páginas de la breve narración.
Parece como si la autora buscara convertirse en una presencia maternal para los niños de la calle que, según cuenta, le sirvieron de molde para imaginar sus personajes. Esa inquietud emotiva dicta los renglones por donde transcurre la ficción. Y tan profundo el influjo de su tierna idealización que incluso invade el terreno de la verosimilitud de los mismos personajes. Pues es difícil pensar que un lector, y más aún un lector joven (de los más difíciles de conquistar), pueda creerse que un niña de la calle pueda decir ni en su mejor momento de inspiración: "¡No lo mires de frente! (...) Mejor me pongo a trabajar. Si no cumplo con la venta, me va a castigar. Mira, siéntate allí debajo (...) y espera a que el 'Calzón Tierno' se marche a controlar cómo van las ventas en la otra calle. Luego hablamos". O que un niño campesino llegado a la ciudad, apenas bautizado por su 'buen aspecto' como el 'Futre' diga en tono de confusión: "¿Cómo me has llamado?" A menos que se trate de un niño español. Y hay otros ejemplos.
Según Iturralde, la novela nació de la necesidad de presentar a los niños de la calle frente a los ojos de una sociedad indiferente y ciega. Solo que la literatura, a pesar de sus buenas intenciones, puede ser igual de indiferente que la sociedad. Una ficción en primer lugar tiene que comprometerse en ser buena literatura y luego buscar otros compromisos.
Sin embargo, en varios tramos, las palabras logran efectos emotivos luminosos propios del género infantil y recuerdan a la narradora que ha conseguido varios premios internacionales. Este por ejemplo: "Las sienes le latían como si el corazón se le hubiera trepado a la cabeza y sintió náuseas", o este otro: "¿No qusieras poder volar, 'Futre'?- Él asintió con la cabeza. -Yo también. Volaría a las estrellas y me detendría sobre la Luna... estoy segura de que la Luna no quema los pies- razonó pensativa".
Sea como sea, estos seres despojados y tenaces que en la realidad pueblan la noche quiteña y que se agrupan en la imaginación naif de la sociedad bajo el nombre de 'niños de la calle' llegaron a la novela de Iturralde, como ella ha dicho, solo como un molde.
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