• Asignatura: Religión
  • Autor: lolbarcelona
  • hace 7 años

¿Qué es el perdón de Asís?

Respuestas

Respuesta dada por: cristinarodrig27
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San Francisco: «Hermanos, quiero enviaros a todos al Paraíso»

“Te pido que todos los que, arrepentidos y confesados, vengan a visitar esta iglesia, obtengan amplio y generoso perdón, con una completa remisión de todas las culpas”.

El corazón generoso de san Francisco no duda sobre la petición que le hizo a Cristo y a la Virgen, que se le aparecieron mientras estaba rezando en la Porciúncula.

Fue una noche del año 1216, y el Salvador y su Santísima Madre refulgieron en la luz que ilumina de repente el altar, rodeados por un coro de ángeles.

El pobrecillo de Asís, que se despoja de todo y se humilla en todo, no tiene dudas ante el papa Honorio III: Jesús mismo le pidió que se dirigiera a su vicario en la tierra, que en aquel momento se encontraba en Perugia.

Respuesta dada por: adwjbdhvmjhmlamali
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El día 1º de agosto, día en el que se conmemora la milagrosa liberación del apóstol san Pedro de la prisión en la que había sido puesto por orden de Herodes (San Pedro ad Vincula), después de mediodía, se puede ganar hasta mañana la gran Indulgencia de la Porciúncula, extraordinario privilegio franciscano, la narración de cuyo origen copiamos a continuación, sacada de un precioso manual de los Terciarios seráficos editado en Lima en 1958 por orden del arzobispo franciscano Fray Juan Landázuri (más tarde cardenal).

Esta preciosísima indulgencia, concedida por el mismo Jesucristo en persona a nuestro Seráfico Padre San Francisco, reconocida y confirmada por la Iglesia, merced a los grandiosos portentos operados en su favor, se gana en todos los templos franciscanos, el día 2 de agosto, señalado también por el mismo Jesucristo.

He aquí su historia en compendio.

Una de las cosas que más afligían al Padre San francisco durante su vida en este mundo, la constituían las ofensas que se hacían a Dios con tantos pecados y la perdición eterna de tantas almas que los cometían. Una noche de 1216, en que más abundaba en estos sentimientos (por lo cual se encontraba angustiadísimo), se le apareció un Ángel de parte de Dios, dándole orden para que fuese a la pequeña iglesia (porziuncola chiesa) que él había reparado en honra de la Reina de los Ángeles. Al llegar allí, entre vivísimos resplandores de gloria y majestad y multitud de ángeles y serafines que llenaban el templo, vio a Jesucristo, vivo y gloriosísimo, y a su divina Madre la dulcísima Virgen María. Extático y fuera de sí San Francisco cayó en tierra y, así postrado, oyó la voz de Jesús que le decía: “Pues tantas son tus lágrimas y afanes por la salvación de las almas, pídeme, Francisco, lo que quieras”. Replicó Francisco: “¡Señor y dios Altísimo!, yo, miserable pecador, os suplico, por intercesión de vuestra Santísima Madre, que concedáis la gracia de que todos los que vengan confesados a esta iglesia alcancen perdón e indulgencia de todos sus pecados y queden en vuestra presencia lo mismo que quedaron después de recibir el santo bautismo”. Respondió la voz divina: “Mucho pides, Francisco, pero por ruegos de mi Madre, a quien has puesto por intercesora, te concedo esa gracia. Acude a mi Vicario en la tierra para que te la confirme”.

Francisco se presentó al Papa, que lo era entonces Honorio III, y, con sencillez y humildad, le dijo: “Santísimo Padre, vengo a solicitar una indulgencia plenísima para todos los pecadores que, habiéndose confesado, vengan a visitar la iglesia que yo he reparado”. Díjole el Papa: “No es costumbre conceder una indulgencia tan grande a tan poca cosa; pero, dime –añadió–, ¿cuántos años quieres que dure esta gracia?”. Replicó San Francisco: “Padre Santo, yo no pido años sino almas, y no soy yo, sino mi Señor Jesucristo quien lo quiere”. Al oír esto el Papa Honorio se sintió interiormente movido por Dios y dijo por tres veces: “Me place, me place, me place conceder esta gracia”.

Explicación:

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