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La característica más importante de las leyendas urbanas es su carácter internacional. La historia del submarinista que es recogido accidentalmente por una avioneta contraincendios, que lo deja caer sobre el fuego, causando su muerte, se cuenta con mínimas variaciones en su estructura en ciudades (o "lugares") de América del Norte, Europa y Australia, por citar sólo algunos países por donde circula esta leyenda.
Una historia cualquiera no es una leyenda urbana hasta que su difusión se generaliza en sitios (cuantos más mejor) alejados entre sí, y se torna una fuente de información para prever o evitar futuros hechos.
Por lo común, y a diferencia de los rumores, bulos u hoax, las leyendas urbanas se apoyan en una trama urdida meticulosamente en función del desenlace, que se condensa en una viñeta violentamente gráfica, a veces redondeada por un pequeño epílogo.
En circunstancias ideales, suelen contarse como si fueran sucesos verdaderos, o en su defecto, como noticias ambiguas que muy bien podrían haber ocurrido alguna vez. Ello exige que los personajes sean meros arquetipos anónimos ("un hombre", "una mujer", "una pareja" o un conocido de un amigo al que el narrador de la leyenda urbana no conoce personalmente), aunque situados siempre en escenarios concretos (una determinada ciudad, calle, país) para reforzar el realismo de un argumento que depende íntegramente del grado de verosimilitud de los detalles.
La acción contada por la historia generalmente se sitúa en un pasado impreciso pero inmediato, y el narrador suele aludir a fuentes de información "fiables" para conferir una aparente solidez a los puntos débiles de su historia. La más socorrida de dichas fuentes es el quimérico "amigo de un amigo", inevitable protagonista de la historia y último eslabón de una cadena sin fin. Ésta es, al menos, la definición que formulan Josep Sampere y Antonio Ortí en el libro Leyendas urbanas en España.
Al contrario de lo que se piensa, las leyendas urbanas no tienen su principal fundamento en creencias religiosas, mitológicas o paranormales. Nacen puramente de hechos cotidianos y actuales. Aunque se habla de leyendas urbanas desde el siglo XIX, en el siglo ** y XXI ha tomado un gran impulso su difusión y creación gracias al llamado fenómeno del Netlore (Net- de Internet. -Lore de Folkore). Los medios de comunicación actuales ayudan al rápido esparcimiento de las leyendas.
Serían ejemplos de leyendas urbanas algunas personas que fueron raptadas con único fin de extirparles un riñón, mensajes subliminales en comerciales, bases militares secretas como el Área 51, el gusto gastronómico de comer bebés en Taiwan, entre miles más.
De Catalina II de Rusia se dice que murió al ser penetrada por un caballo.Las leyendas urbanas frecuentemente son hechos inventados con el fin de desmeritar o dañar el prestigio de determinada persona o sociedad (ingredientes en las comidas, discursos públicos, entrevistas de personajes eminentes o situaciones embarazosas).
Una leyenda urbana puede ser cierta, pero adquiere su fama de leyenda por los hechos poco usuales que lo rodean (Walt Disney temía a los ratones). Pero también pueden ser falsas, naciendo de hechos inventados (Walt Disney World estaría construido sobre un cementerio indígena), o exagerados debido a alguna característica peculiar (El nombre de la droga L.S.D. habría inspirado el título de una canción de The Beatles, "Lucy in the Sky with Diamonds").
Muchas leyendas pueden ser indeterminables en su calidad de verdadero o falso (Sigmund Freud era adicto a la marihuana y temía a los helechos).
El espíritu de morbo, superstición y atracción de la leyenda urbana, especula Antonio Ortí, "podría tener relación con una especie de imaginario urbano común, global, cada vez más parecido, a consecuencia del sistema de valores imperante (llámese capitalismo o globalización) y de medios de transmisión masivos y superveloces". La rápida difusión noticiosa y la gran dificultad de determinar el origen principal de los datos, hacen que Internet sea la principal fuente de creación y distribución de leyendas urbanas.
El mecanismo para que una leyenda urbana sea creíble es el mismo que cualquier noticia; de hecho, no hay diferencias sustanciales. Los hechos se narran lo suficientemente bien, de modo que la leyenda tenga acción, ritmo, suspense y sea cómplice.
Una historia cualquiera no es una leyenda urbana hasta que su difusión se generaliza en sitios (cuantos más mejor) alejados entre sí, y se torna una fuente de información para prever o evitar futuros hechos.
Por lo común, y a diferencia de los rumores, bulos u hoax, las leyendas urbanas se apoyan en una trama urdida meticulosamente en función del desenlace, que se condensa en una viñeta violentamente gráfica, a veces redondeada por un pequeño epílogo.
En circunstancias ideales, suelen contarse como si fueran sucesos verdaderos, o en su defecto, como noticias ambiguas que muy bien podrían haber ocurrido alguna vez. Ello exige que los personajes sean meros arquetipos anónimos ("un hombre", "una mujer", "una pareja" o un conocido de un amigo al que el narrador de la leyenda urbana no conoce personalmente), aunque situados siempre en escenarios concretos (una determinada ciudad, calle, país) para reforzar el realismo de un argumento que depende íntegramente del grado de verosimilitud de los detalles.
La acción contada por la historia generalmente se sitúa en un pasado impreciso pero inmediato, y el narrador suele aludir a fuentes de información "fiables" para conferir una aparente solidez a los puntos débiles de su historia. La más socorrida de dichas fuentes es el quimérico "amigo de un amigo", inevitable protagonista de la historia y último eslabón de una cadena sin fin. Ésta es, al menos, la definición que formulan Josep Sampere y Antonio Ortí en el libro Leyendas urbanas en España.
Al contrario de lo que se piensa, las leyendas urbanas no tienen su principal fundamento en creencias religiosas, mitológicas o paranormales. Nacen puramente de hechos cotidianos y actuales. Aunque se habla de leyendas urbanas desde el siglo XIX, en el siglo ** y XXI ha tomado un gran impulso su difusión y creación gracias al llamado fenómeno del Netlore (Net- de Internet. -Lore de Folkore). Los medios de comunicación actuales ayudan al rápido esparcimiento de las leyendas.
Serían ejemplos de leyendas urbanas algunas personas que fueron raptadas con único fin de extirparles un riñón, mensajes subliminales en comerciales, bases militares secretas como el Área 51, el gusto gastronómico de comer bebés en Taiwan, entre miles más.
De Catalina II de Rusia se dice que murió al ser penetrada por un caballo.Las leyendas urbanas frecuentemente son hechos inventados con el fin de desmeritar o dañar el prestigio de determinada persona o sociedad (ingredientes en las comidas, discursos públicos, entrevistas de personajes eminentes o situaciones embarazosas).
Una leyenda urbana puede ser cierta, pero adquiere su fama de leyenda por los hechos poco usuales que lo rodean (Walt Disney temía a los ratones). Pero también pueden ser falsas, naciendo de hechos inventados (Walt Disney World estaría construido sobre un cementerio indígena), o exagerados debido a alguna característica peculiar (El nombre de la droga L.S.D. habría inspirado el título de una canción de The Beatles, "Lucy in the Sky with Diamonds").
Muchas leyendas pueden ser indeterminables en su calidad de verdadero o falso (Sigmund Freud era adicto a la marihuana y temía a los helechos).
El espíritu de morbo, superstición y atracción de la leyenda urbana, especula Antonio Ortí, "podría tener relación con una especie de imaginario urbano común, global, cada vez más parecido, a consecuencia del sistema de valores imperante (llámese capitalismo o globalización) y de medios de transmisión masivos y superveloces". La rápida difusión noticiosa y la gran dificultad de determinar el origen principal de los datos, hacen que Internet sea la principal fuente de creación y distribución de leyendas urbanas.
El mecanismo para que una leyenda urbana sea creíble es el mismo que cualquier noticia; de hecho, no hay diferencias sustanciales. Los hechos se narran lo suficientemente bien, de modo que la leyenda tenga acción, ritmo, suspense y sea cómplice.
Anónimo:
espero que te ayude
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