• Asignatura: Derecho
  • Autor: diany05
  • hace 6 años

¿que se necesita para lograr la libertad interna?

Respuestas

Respuesta dada por: caceresluz06213
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Respuesta:

La libertad es una dimensión esencial de la dignidad humana. Sin embargo, en el mundo de la materia siempre habrá fuerzas externas que la limiten, que limiten nuestra libertad de acción.

Siempre queda un fuero interno en el que ninguna fuerza exterior puede penetrar

A lo largo de los siglos, innumerables esfuerzos han servido para conquistar mayores cotas de libertad, y otros muchos serán necesarios para desarrollarlas.

Pero existe otra forma de libertad, todavía más esencial y más íntimamente ligada a la dignidad humana. Por más que nuestra libertad exterior pueda verse limitada, siempre queda un fuero interno en el que ninguna fuerza exterior puede penetrar.

Es lo que Annie Marquier denomina “la libertad de ser”, lo que Jiddu Krishnamurti llamaba “la libertad primera y última” y lo que en la tradición india se llama mukti, “liberación”: liberación de la ignorancia y del ego.

Si la libertad externa topa con obstáculos del exterior, nuestra libertad interior se ve obstaculizada por las dinámicas del ego: los miedos, los apegos y todos los mecanismos automáticos que vienen de la infancia o de nuestro fondo ancestral. Cuando superamos el ego, amanece la libertad interior.

La verdadera clave de nuestras vidas no está en lo que nos sucede, sino en cómo respondemos a lo que nos sucede

La libertad interior es la libertad de ser tú mismo o tú misma, cualesquiera que sean las circunstancias. La verdadera clave de nuestras vidas no está en lo que nos sucede, sino en cómo respondemos a lo que nos sucede. Lo ilustra a la perfección el caso de Viktor Frankl.

VICTOR FRANK: LA LIBERTAD INTERIOR

Este psiquiatra de origen judío pasó tres años en Auschwitz y otros campos de concentración. Sus padres, su hermano y su mujer embarazada desaparecieron en el humo de la larga noche. De ellos salió vivo, pero solo, sin siquiera el manuscrito del libro que a escondidas había llevado a Auschwitz y que los guardias pronto destrozaron frente a sus ojos. Sin embargo, fue capaz de crear una corriente de psicoterapia que destaca por su optimismo ante toda adversidad. Su obra clásica, El hombre en busca de sentido, influyó notablemente en psicólogos norteamericanos como Abraham Maslow y Carl Rogers, y sigue siendo de gran actualidad.

Un día, completamente desvalido en una habitación fría, descubrió lo que luego llamaría “la libertad humana última”, la única que los nazis no podían quitarle. Se dio cuenta de que podían destruir su cuerpo, pero no podían penetrar en el núcleo de su conciencia; ese lugar íntimo en el que experimentamos la sensación directa de existir.

Entre lo que te llega del mundo exterior y lo que respondes, existe un espacio íntimo de libertad: la libertad de decidir

Esa sensación no cambia con los años (es la misma cuando eres joven y cuando eres mayor) y tampoco cambia con las circunstancias externas: tanto si te alaban como si te calumnian, tú sigues siendo tú mismo o tú misma. Y desde ahí puedes decidir qué actitud vas a tomar ante lo que está sucediendo. Esa libertad de decidir interiormente no puede quitártela ningún tirano, ningún agente represivo. Entre lo que te llega del mundo exterior y lo que respondes, existe siempre un espacio íntimo de libertad: la libertad de decidir.

Desde esa libertad, Frankl optó por visualizar qué haría cuando saliera del campo de concentración. Se imaginaba volviendo a dar clase a sus alumnos de psiquiatría, explicándoles qué había aprendido a través de esta experiencia. La libertad de imaginar no podía serle arrebatada. Los guardias del campo de concentración tenían todo el poder externo, pero Frankl supo mantener su poder: su libertad interior. Ese poder interior fue lo que le permitió sobrevivir y ser un ejemplo para muchos de los que le rodeaban (incluidos algunos guardias).

NO CEDAS TU PODER INTERIOR

Una cualidad que Frankl elogia en El hombre en busca de sentido es la proactividad, la capacidad de responsabilizarnos plenamente de nuestras propias vidas, de nuestras emociones y acciones, en vez de culpar a los demás o a las circunstancias. Ser proactivo es tomar la iniciativa en la propia vida. Nada tiene verdadero poder sobre nosotros si no cedemos nuestro poder interior. Como se dice en la práctica del Ho’oponopono, “Todo existe como pensamientos en mi mente”. Aquello que nos afecta de verdad no es lo que nos llega del exterior, sino cómo lo percibimos y cómo lo vivimos interiormente. Por eso decía Eleanor Roosevelt que “nada puede dañarte sin tu consentimiento”. Y por eso las experiencias más difíciles pueden ser los mayores estímulos para nuestro crecimiento.

KRISHNAMURTI: EL INSTANTE PRESENTE

Esta forma suprema de libertad es la clave de las enseñanzas de Jiddu Krishnamurti, entre cuyas obras destacan dos títulos: La libertad interior y La libertad primera y última. Para él, la clave de la vida humana “es la completa y absoluta libertad del hombre, primero en el aspecto psicológico o interno, y

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