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Desde programas cómicos nocturnos de TV en los que personas mayores supuestamente desorientadas son el blanco de bromas hasta los anuncios de cremas antienvejecimiento que equiparan a los jóvenes con la belleza y las arrugas con la decadencia, las imágenes fuertes y poco halagadoras conforman suposiciones sobre el envejecimiento. Aunque las personas pueden esperar buena salud y felicidad, en la práctica tienden a creer que envejecer implica deterioro y disminución, según los informes de la Reframing Aging Initiative.
Los mismos afectados pueden alimentar estas suposiciones cuando ellos mismos comienzan a experimentar cambios asociados con el envejecimiento, como dolores de rodillas o problemas de audición. Si una persona ha internalizado estereotipos negativos, su confianza puede verse erosionada, se activa el estrés, la motivación disminuye (“Soy viejo y es demasiado tarde para cambiar las cosas”) y se debilita la sensación positiva de eficacia (“Puedo hacerlo”).
Y generalmente la salud sufre como resultado, según estudios que muestran que los adultos mayores que tienen estereotipos negativos tienden a caminar lentamente, experimentan problemas de memoria y se recuperan menos de una caída o fractura, entre otras consecuencias. Por el contrario, las personas mayores cuya visión del envejecimiento es más positiva viven 7.5 años más.
¿Se pueden mejorar las imágenes positivas del envejecimiento y se pueden reducir los efectos de los estereotipos negativos? En una reciente reunión del Foro de Envejecimiento, Discapacidad e Independencia de las Academias Nacionales de Ciencias (NAS), los expertos abrazaron este objetivo y ofrecieron varias sugerencias sobre cómo se puede avanzar:
Tomar conciencia de los prejuicios implícitos. Los sesgos implícitos son pensamientos automáticos e inamovibles que están latentes por debajo del nivel de conciencia. Un ejemplo: la visión de una persona mayor usando un bastón podría desencadenar asociaciones con palabras como “dependencia” e “incompetencia”, es decir, sesgos negativos.
La doctora Charlotte Yeh, directora médica de AARP Services Inc., quien participó del foro, habló de su experiencia luego que la atropellara un automóvil y pasara por un largo y doloroso proceso de rehabilitación. Cojeando y usando un bastón, se encontró a diario con extraños que la trataban como si estuviera indefensa.
“Volvía a casa sintiéndome mal conmigo misma”, dijo. Decorar su bastón con cintas y flores cambió las cosas. “La gente decía ‘Oh, Dios mío, es genial'”, contó Yeh, quien señaló que las decoraciones evocaron lo positivo asociado con la creatividad en lugar de lo negativo vinculado a la discapacidad.
Los sesgos implícitos pueden ser difíciles de descubrir, en la medida en que coexisten con pensamientos explícitos que parecen contradecirlos. Por ejemplo, implícitamente, alguien puede sentir que “ser viejo es terrible”, mientras que explícitamente esa persona puede pensar: “Tenemos que hacer más, como sociedad, para valorar a las personas mayores”. Sin embargo, este tipo de conflicto puede pasar desapercibido.
Para identificar un sesgo implícito, presta atención a tus respuestas automáticas. Por ejemplo, si te preocupas al ver las arrugas cuando te miras en el espejo del baño, reconoce esta reacción y pregúntate: “¿Por qué me molesta tanto?”
Usa estrategias para desafiar los sesgos. Patricia Devine, profesora de psicología en la Universidad de Wisconsin-Madison, quien estudia formas de reducir los prejuicios raciales, llama a esto “sintonía” con los hábitos de la mente que generalmente pasan desapercibidos.
Decidirse a cambiar estos hábitos no es suficiente, explicó Devine en la reunión del foro NAS en Nueva York: Su investigación muestra que cinco estrategias son efectivas:
Reemplaza los estereotipos. Esto implica tomar conciencia y luego alterar las respuestas basadas en estereotipos. En lugar de asumir que un senior con un bastón necesita ayuda, por ejemplo, puedes decir: “¿Desea ayuda?”, una forma de preguntar que respeta la autonomía de un individuo.
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Las personas mayores son más tendentes a ayudar a los demás que a sí mismos, es por ello que el altruismo es también un valor añadido. Del mismo modo, la generosidad, es un valor positivo que puede estar presente en la vejez, de hecho, los/as abuelos/as siempre lo dan todo por su familia.
Explicación:
espero te ayude de hay puedes sacar las respuesta