Un discurso sobre el capitalismo por favor.


santypinzon8: Tal es el espanto que se apodera del hombre
de descubrir la figura de su poder,
que se desvía en la acción misma que es la suya
cuando esta acción la muestra sin ropa.
Es el caso del psicoanálisis” perdon por no mandarla por las respuestas pero ni dejaba espero que te ayude

Respuestas

Respuesta dada por: niiurkap
1

En este apartado se busca establecer la relación entre lo que Jacques Lacan nombró como “Discurso capitalista” y el lazo social, entendido éste como el conjunto de vínculos que hacen posible y viable una sociedad e incorporando el concepto de parlètre[1] (Fuentes, 2016), para dar cuenta de la instancia de la letra (Lacan, 1990) en el cuerpo hablante.

1.1 El discurso del nuevo Amo capitalista y subjetividad contemporánea

El discurso capitalista como soporte del poder neoliberal se presenta intransigente, sin aceptar cuestionamiento alguno, como potencia de representar todo y aglutinar todas las singularidades (subjetividades) y las diferencias a la totalidad del circuito circular de la mercancía (Alemán, 2016).

La ciencia y el mercado comandan hoy el nuevo orden simbólico que rige nuestra civilización, propagando un anhelo generalizado de todo saber (Bassols, 2017). El lazo social es socavado, en la medida que es cada vez más efímero. En los hechos, más que en otras épocas, nada garantiza la solidez ni la estabilidad de las ficciones sociales. Por ello, los vínculos se encuentran sometidos a la liquidez, según la expresión de Zygmunt Bauman, que por supuesto afecta a cada discurso desde el momento en que no hay un lugar del Otro[2] que diga su verdad y garantice la consistencia (Bauman, 2017).

Iniciamos afirmando que un discurso, para Lacan, es una estructura necesaria que excede con mucho la palabra, que de hecho puede subsistir muy bien sin palabras (Lacan,1992), definida más allá de toda referencia lingüística, semiótica o comunicacional, como un lazo social que permite dar un tratamiento particular a aquello que escapa a toda articulación significante: el goce, que marca un orden de satisfacción pulsional más allá del principio del placer, tan inconmensurable como inevitable en todo vínculo humano. Y como inseparable de todo enlace humano, el goce funciona como factor político, alojado en los lazos sociales, que resultan por él determinados y que implican, en primer lugar, la institución de un discurso, discurso que como tal supone la realización de un efecto y un producto: el efecto es el sujeto, el producto, el goce (Braunstein, 2006; Waismann, 2004).

Los discursos fueron construidos por Lacan para dar cuenta de la entrada del psicoanálisis en la política, específicamente del punto preciso de articulación entre el psicoanálisis y la Economía política, toda vez que en el plus de la plusvalía no se encuentra presente sino el problema de la satisfacción subjetiva y sus paradojas (Lacan, 1992). Esto es así ya que es posible “escuchar” el eco de la pulsión en el objeto estructurado como mercancía, en el sistema capitalista, es decir, puede explicar la formidable conexión material, generada por el desarrollo de la ciencia y sus productos entre el objeto producido técnicamente y aquél causa de la satisfacción de la pulsión (Zizek, 2007).

Las relaciones fundamentales que definen los discursos, aunque suponen la existencia del lenguaje, van más allá de las enunciaciones efectivas. Esas relaciones son, en primer lugar, la batería de significantes (S1-S2) que determina al sujeto. Se insiste en que son significantes, no significaciones, ya que no se alcanza, en principio, ninguna significancia. Determinados fonemas, incluso ciertas letras (aunque no se puede asimilar letra y significante[3]), pueden repetirse en una existencia, tomar las más diversas significaciones, comandar los actos mismos del sujeto. Hay que afirmar, en todo caso, que el sujeto sólo es concebible a partir de la cadena significante, allí donde un significante puede venir a representarlo para todos los otros significantes. Desde entonces, no hay acceso directo al objeto, ya que se debe pasar siempre por el significante, o por otro lado, también, por la demanda que se dirige al Otro. Así, el objeto a designará no un objeto accesible a su necesidad sino el objeto definitivamente perdido que causa un deseo (Korman, 2004; Juranville, 1996). Respuesta:

Resumen:

El objetivo de este ensayo es reflexionar la relación entre el “discurso capitalista” de Jacques Lacan —como la forma actual del discurso del Amo, lo que incide en el lazo social— y el llamado “imperio de las imágenes” —en la medida que éstas imponen sobre la subjetividad un sin-sentido y alteraciones en los cuerpos, que no dejan de evidenciar las huellas de lo imaginario no mediado por lo simbólico y los estragos del goce como falso reemplazo del deseo no realizado.

Preguntas similares