¿Qué entendemos por ética del cuidado? La palabra cuidado nace del término latino cura. En latín se escribía coera y era utilizado en contextos de relaciones de amor y amistad. Dicho término evidenciaba y expresaba actitudes de cuidado, desvelo, preocupación e inquietud por la persona amada o por un objeto querido o estimado (Boff, 1999). Cuidar, implica inexorablemente una acción (preservar, guardar, conservar, asistir), implica comenzar por el bienestar de sí mismo para trasladar y compartir dicha acción con el otro ser cercano. El cuidado real está presente en el ser humano y se manifiesta por la existencia de alguien verdaderamente importante para sí. Por tal motivo nace el querer y disposición de participar del destino del otro, de sus búsquedas, de sus sufrimientos y de sus éxitos, en conclusión: de su vida. En este estado del ser y como lo manifiesta Boff, (1999), la reciprocidad es un elemento preciado y fundamental en toda relación de cuidado. Cuidar y ser cuidado es una necesidad básica, lo que significa desvelo, solicitud, diligencia, celo y atención, dentro del marco clave, importante y muy relevante del buen trato. Mito de origen greco-latino, el Mito del Cuidado. «Cierto día, Cuidado tomó un pedazo de barro y lo moldeó con la forma del ser humano. Apareció Júpiter y, a pedido de Cuidado, le insufló espíritu. Cuidado quiso darle un nombre, pero Júpiter se lo prohibió, pues quería ponerle nombre él mismo. Comenzó una discusión entre ambos. En ésas, apareció la Tierra, alegando que el barro era parte de su cuerpo, y que, por eso, tenía derecho de escoger el nombre. La discusión se complicó, aparentemente sin solución. Entonces, todos aceptaron llamar a Saturno, el viejo Dios ancestral, para ser el árbitro. Este decidió la siguiente sentencia, considerada justa: «Tú, Júpiter, que le diste el espíritu, recibirás su espíritu de vuelta, cuando esta criatura muera. Tú, Tierra, que le has dado el cuerpo, recibirás su cuerpo, de vuelta, cuando esta criatura muera. Y tú, Cuidado, que fuiste el primero en moldear la criatura, la acompañarás todo el tiempo que viva. Y como no ha habido acuerdo sobre el nombre, decido yo: se llamará «hombre», que viene de «humus», que significa tierra fértil». (Boff, 2003:5). ___________________________________________________________________ PREGUNTAS 1.- El anterior fragmento nos muestra la importancia de la ética del cuidado; escriba los valores que se destacan y cuál es la importancia de cada uno. 2.- Si comparamos la lectura del mito greco-latino, con nuestra realidad religiosa, ¿cómo lo representaría gráficamente?
Respuestas
Respuesta dada por:
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Respuesta:no lo se
Explicación:peor
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