VIAJE AL PLATA (1819-1824)
Abril 8
Nos levantamos al romper el día y desayunamos los restos de la
comida del anterior, probamos la yerba o té del Paraguay, en
infusión en la tetera, con leche y azúcar, y nos pareció un excelente
y agradable sustituto del té de China. Pagamos 18 pesos y medio
por once caballos y partimos de Areco a las ocho. La dirección era
oeste sudoeste; luego oeste; cruzamos un arroyito, y un pantano y
llegamos después de las diez a una estancia, donde cambiamos
caballos. Habíamos viajado en zigzag, cosa que me parecía
absolutamente innecesaria puesto que el terreno era muy llano, y
esto me hizo sospechar que nuestros guías nos estaban jugando
una mala pasada; según sus cuentas habíamos hecho cinco leguas,
pero averiguando en la estancia me enteré de que la distancia era de
no más de tres leguas; el engaño provenía de dos causas: primera,
el deseo de alargar el viaje todo lo posible, para disimular la trampa
que nos habían hecho de cobrar por una distancia mucho mayor, y
segunda, por el sistema habitual de estos guías de hacerle viajar a
uno lo menos posible cada día, a fin de mantenerlo en ruta para su
propio beneficio. No se puede tener la menor confianza en esta
gente, que no se avergüenza al ser descubierta en el engaño más
burdo; partimos de nuevo, siempre en zigzag.
Ese día habíamos visto gran cantidad de venados salvajes,
patos, codornices, y también grandes bandadas de avestruces; son
de color gris y parecían más pequeños que los africanos; son
tímidos y difíciles de atrapar, pues corren con la rapidez del caballo
más veloz.
El suelo estaba siempre cubierto de ricos pastos. La Guardia de
Salto es un pequeño pueblo formado por algunas casas aisladas de
la misma categoría de las ya descriptas, construidas con adobes, y
dispuestas en forma tal que dibujan dos calles cortadas en ángulo
recto. Muchas de esas casas disponen, delante y detrás, de lo que
llaman huerto, y algunas están, construidas en el centro de uno
bastante grande. La uniformidad de las calles resulta del tipo de
paredes que cercan los huertos construidos, como las casas, de
abo bes. Como siempre en medio del pueblo dejan un cuadrado
llamado plaza en uno de cuyos lados está el cuartel, serie de
pequeñas habitaciones miserables para uso de los militares
destacados aquí. En la parte opuesta está el fuerte, amontonamiento
cuadrangular de adobes, de unos veinte pies de largo por lado y de
unos diez pies de alto; uno de los lados, inclinado, tenía escalones
para subir, en el lado opuesto a estos escalones estaba emplazado
un cuatro libras giratorio.
El fuerte parecía un terraplén de barro; estaba muy destruido por el
tiempo y tenía una apariencia miserable...
Fragmento tomado de Miers, John, Viaje al Plata 1819-1824 Solar/ Hachette,
Buenos Aires. 1968
14- ¿Cuál es la imagen que se ofrece de La Guardia de Salto en el texto?
Justificar tu respuesta.
ayudaaaa!!! plis
no respondan cualquie cosa plis
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es mucho para leer pone algo mas corto porfa
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